Aprueban en Francia Reforma a Ley de Pensiones.
Hace unos días la Cámara alta del Parlamento francés dio la aprobación final a un impopular proyecto de reforma de pensiones que generó una serie de huelgas y marchas en protesta en todo el país. Los legisladores aprobaron la ley para elevar la edad de jubilación por 177 votos a favor y 153 en contra.
Francia es un país que se caracteriza por contar con una ciudadanía activa, siempre participante y protagonista de diferentes procesos sociales y políticos, con niveles de conciencia política que le ha permitido constituirse como una sociedad crítica, en donde la acción de la política siempre ha estado bajo la vigilancia permanente de los distintos actores sociales. Por ello es preocupante que la “clase política” no esté escuchando al pueblo, no esté respondiendo al mandato popular. Esto a diferencia de nuestro país, que no es algo extraño, dada la manipulación de los medios de comunicación masiva, bajo la hegemonía de los sectores conservadores y elitistas, que sólo han contribuido al embrutecimiento intelectual y político de la sociedad. Aquí la práctica política se ha transformado en un privilegio de un pequeño grupo que a espaldas del pueblo “ignorante e iletrado” toma decisiones no muy distintas a la lógica del despotismo ilustrado del siglo XVIII.
En torno a la reforma al sistema de pensiones, el pueblo francés en las últimas semanas ha congregado en las calles a trabajadores de todos los rubros de la economía, a la cual se sumaron estudiantes secundarios y universitarios, en rechazo a esta reforma y de acuerdo a sondeos, más del un 80% de la ciudadanía está en contra de este proyecto de ley. Sin embargo los “representantes”, que han sido elegidos por los asalariados y asalariadas de Francia, sin el más mínimo respeto a la obediencia del mandato popular, aprueban esta reforma. Esta situación no es muy distinta a lo que ocurre en Chile, cuando los parlamentarios votan de manera muy distinta a lo que el clamor popular demanda. Ejemplo de ello, es el aumento del posnatal a 6 meses, sobre lo cual las diputadas de derecha autodenominadas “pro vida” (Andrea Molina, Ma. Angélica Cristi, Mónica Zalaquet, Ma. José Hoffmann y Marisol Turres) votaron en contra de dicho proyecto de ley, que contaba con una alta adhesión ciudadana y que beneficiaba a las madres trabajadoras. Cabe preguntarnos por lo tanto, ¿hasta dónde nos representan los congresistas? ¿Cuál es el peso político que tenemos los trabajadores y trabajadoras para incidir en las decisiones políticas y económicas que nos afectan? ¿A quiénes beneficia que los trabajadores nos distanciemos o seamos ignorantes de lo político?
Pero volviendo a la actual situación que se desarrolla en Francia -que para esta semana están programadas protestas masivas en rechazo al aumento en la edad de jubilación- debemos advertir que tal reforma pronto se viene en Chile. Por eso no es casualidad que el presidente Sebastián Piñera le haya dado todo su apoyo a su homólogo francés Nicolás Sarkozy, en su reciente estadía en Francia. Este es un gesto político no menor que hay que tener en consideración.
Nos seguimos preguntando al respecto, cuán informados/as estamos como clase asalariada, si nos preocupamos de éste y otros temas que nos afectan. En tal sentido, ¿Cuál será la reacción de los trabajadores y trabajadoras ante eventual escenario? No esperemos que sea demasiado tarde para los trabajadores y trabajadoras de Chile. Que al despertarnos un día cualquiera, leyendo en la presa sobre los amores de María Eugenia Larraín o los implantes de silicona de alguna modelo, nos encontremos con la siguiente noticia: Nueva Ley de Pensiones: los hombres jubilarán a los 67 años y las mujeres a los 63 años. Ya no hay nada que hacer… ¿o sí?
Por Luis A. Vivero Arriagada
Trabajador Social
Académico Escuela de Trabajo Social, Universidad Católica de Temuco