Y falta que le hace a Obama eso de confiar en dios, porque sin esa galleta en su equipo va a ser muy difícil que evite una triste derrota electoral el lunes 1 de noviembre. Es verdad que Barack llegó para hacerse cargo de la crisis desmadrada que dejaron los republicanos. Pero dos años más tarde, aparte algunos avances virtuales en el ámbito de la salud y de la regulación de los mercados financieros el pueblo de los EEUU sigue viviendo una miseria poco pariente del “sueño americano”. Peor aún, si los republicanos logran mayoría en la Cámara y/o en el Senado, adiós avances virtuales y volvemos al punto de partida.
Lo que no tiene nada de sorprendente. A fines del 2008 intenté explicar quiénes eran los colaboradores de Obama en el ámbito económico. Con la ayuda de la prensa del norte como el Washington Post que decía: “El ahora Secretario del Tesoro Timothy Geithner, que en su calidad de Presidente de la FED de New York era el encargado de supervisar la actividad financiera de los más grandes bancos estadounidenses, dice ahora: ‘Tenemos una grave crisis financiera en gran parte debido al fracaso de la supervisión de los bancos’”. ¿Qué tal? Geithner es un hombre de Wall Street. Si los bancos siguen haciendo de las suyas, ahora con dinero público, no es pura coincidencia. Mientras tanto el pobrerío yanqui paga el pato. Hace poco la prensa estadounidense contaba: “Decenas de millares de personas se presentaron en Atlanta para obtener un formulario de candidatura a una vivienda social. En la muchedumbre, difícil de controlar, estallaron peleas y varias personas resultaron heridas”. En la mitad de los hogares norteamericanos hay una persona que recibe ayuda federal para sobrevivir. Nunca, desde que se inventó esa garantía, hubo tantos ciudadanos yanquis recibiendo bonos de comida (food stamps). El desempleo sigue oficialmente en torno a un 10%, lo que en la realidad quiere decir un 15%.
Lawrence Summers es otro numerito. Fue secretario del Tesoro de Clinton, y ahora es jefe del grupo de consejeros económicos de Obama. Economista distinguido, Larry pasó por el Banco Mundial, fue presidente de la Universidad de Harvard de donde le sacaron de mala manera, y fue uno de los privatizadores que transformó la Rusia soviética en república bananera. Cuando estaba en el Banco Mundial, hizo esta bella declaración:
“Los países poco poblados de África están muy poco contaminados. Allí la calidad del aire es de un nivel inútilmente elevado con relación a Los Ángeles o México (…) Hay que estimular una migración más importante de industrias contaminantes hacia los países menos avanzados (…) Hay que preocuparse más de un factor que agrava los riesgos de un cáncer de la próstata en un país en el que la gente vive lo bastante como para tener esta enfermedad, que en otro país en el que 200 niños sobre mil mueren antes de llegar a la edad de cinco años. (…) De este punto de vista, una cierta dosis de contaminación debiese existir en los países (…) donde los salarios son más bajos. Yo pienso que la lógica económica que plantea que la masa de desechos tóxicos sea tirada allí donde los salarios son más bajos es imparable”.
A este benefactor de la humanidad no le puedes pedir que se ocupe de los miserables. En una de esas sugiere que les envíen a África en donde “la calidad del aire es de un nivel inútilmente elevado con relación a Los Ángeles o México…”
De modo que al entrevistarles, aquellos que votaron por Obama dicen que no, que nunca más, que no se aguantan el hambre, que ahora votarán por los republicanos o simplemente no votarán porque no le creen a nadie.
La primera decisión de Obama fue la de nombrar a sus colaboradores. Aquellos descritos más arriba. Con esa decisión mostró que quería proteger al mundo de las finanzas, de los negocios. No a quienes le dieron esa histórica mayoría frente a los reaccionarios integristas.
Ahora solo le queda repetir ese verso del himno yanqui: In God is our trust.
Por Luis Casado