Habían pasado 15 años del asesinato de mi hermano (Raúl Pellegrin), y luego de golpear las puertas de los ministros de la Suprema, al general Director de Carabineros y la presidenta del CDE, logramos la primera gran victoria: La Corte decidió designar un ministro en visita para investigar su muerte y la de Tamara (Cecilia Magni). El señor Raúl Mera. Fue una alegría inmensa. Por fin sabríamos la verdad y se haría justicia. (Que ingenuos…)
No había pasado un año y nos cita con Rafael Walker para decirnos que cerraba el sumario a pesar de que tenía la convicción que había sido un homicidio calificado por efectivos de carabineros, que no tenía evidencias para procesar a nadie.
Y resumiendo la historia, en estos últimos 7 años, ha cerrado 4 veces el proceso y la Corte de Apelaciones de Rancagua lo ha reabierto, solicitando diligencias con la convicción del homicidio calificado.
Hace 3 semanas me entrevisté con él, y la jugada ya estaba hecha. La defensa de los procesados presentan un peritaje realizado por el Dr. Rabanal en que acomoda el análisis del protocolo de autopsia, y concluye que se ahogaron y que las lesiones son producto del arrastre de las aguas.
Entonces el Ministro encarga a un médico de la Brigada de Homicidios (BH) que analice los 3 peritajes realizados en los últimos 22 años al protocolo de autopsia. Uno apunta a que se ahogaron, dos apuntan a que fueron torturados.
Ahí viene la jugada magistral: El medico de la BH, concluye que se ahogaron y por consiguiente (Carlos) Bezmalinovic y compañía quedan libres de polvo y paja.
Desde niña mi hermano me preguntaba cómo lograba yo encontrar siempre palabras para describir mis sensaciones.
Hoy le diría que estoy paralizada por el asombro. Que me dé un tiempo para reponerme. Ya volveré a la carga. Que descanse tranquilo.
Por Carla Pellegrin
Fotografía: Los hermanos Raúl y Carla Pellegrin Friedmann en su exilio en Cuba.
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