En su gira europea la Mandataria se reunirá con el rey Gustavo de Suecia y el primer ministro Stefan Löfven.
Aprovechando su estada en Estocolmo, también conversará con representantes de los 46 mil chilenos residentes, así como con empresarios que tienen inversiones en Chile.
Una vez concluida su visita de tres días a la tierra de Alfred Nobel, el jueves 12 la comitiva llegará a Londres para participar del Chile Day.
En la capital británica la Presidenta sostendrá reuniones con el príncipe Carlos y el Premier David Cameron.
En los días previos al periplo que ayer inició la Presidenta Michelle Bachelet al Viejo Continente, en el entorno del presidente de la Cámara de Diputados, el socialista Osvaldo Andrade –uno de los acompañantes de la Mandataria, junto a su par del Senado, Ricardo Lagos Weber–, se apresuraban a aclarar que el frac con el que el honorable asistirá este martes 10 a la gala ofrecida por los reyes de Suecia, fue arrendado, y no comprado.
La aclaración apunta a la austeridad que Andrade pretende imprimirle a su gestión al frente de la Cámara Baja. Nada de pompa ni privilegios, ha dicho el ex presidente del PS, cuestión que la ciudadanía agradece. Lo que nadie agradece es, por un lado, la ‘austeridad’ con la que el Gobierno ha enfrentado la grave situación que afecta a los habitantes del archipiélago de Chiloé –a raíz de la marea roja que ha provocado una catástrofe sin precedentes en la zona, incluida la mortandad de millones de moluscos, principal fuente productiva de las diez comunas de la mitológica provincia–; y por otro, la facilidad con la que se gastan recursos en un viaje, cuya rentabilidad es incierta.
Tras la declaración de zona de catástrofe, La Moneda envió a la región de Los Lagos al ministro de Economía, Luis Felipe Céspedes, para aplacar los efectos de la marea roja sobre los pescadores. Desde la intendencia regional, ubicada en Puerto Montt, Céspedes anunció un bono de $100 mil por cada familia afectada, enseguida dio media vuelta y regresó a la capital.
La ayuda fue considerada insuficiente por la población, no solo por el monto, sino por el plazo establecido de seis meses, pues, como han dicho los especialistas en biología marina, el fenómeno de la marea roja vino para quedarse, por lo que los habitantes de la región esperan que el Gobierno asuma la crisis de manera permanente y responsable.
Con responsabilidad y no con indiferencia ni arrogancia, como ha dejado de manifiesto el ministro del Interior Jorge Burgos, quien desde La Moneda hizo una advertencia directa y ofensiva a los chilotes: “No somos un gobierno de billetera fácil”, dijo en clara alusión a lo poco dispuesto que está el Ejecutivo para entregar mayores recursos a los afectados.
Billetera generosa eso sí para subir al avión presidencial con destino a Estocolmo y Londres a varios invitados, entre ellos, algunos parlamentarios como el ‘controlador’ del PPD, senador Guido Girardi, y su ex amigo, el diputado Pepe Auth, quien alguna vez fue embajador en Suecia, y al que pocos en el PPD le compran su renuncia explicada como desacuerdo con la línea que ha adoptado el partido; por el contrario, su renuncia es leída como “una jugada estratégica” debido a la reforma del binominal, donde Auth podría perderse, de seguir militando en la colectividad que de la que es cofundador. “Pepe actuó con frialdad, sin pensar en el partido; hizo cálculos fríos”, aseguró un diputado PPD a El Ciudadano.
¿Por qué mejor en vez de llevar a Girardi y Auth, y unos cuantos más, a pasear a Europa, no se utilizan esos onerosos recursos monetarios, pertenecientes a todos los chilenos, en rescatar de la segura miseria a algunas familias chilotas? La respuesta es obvia: ello no es posible debido a la desconexión existente entre los intereses de la política y las necesidades reales de los chilenos de carne y hueso.
Misma desconexión que evidenció en septiembre pasado el ahora renunciado presidente del PDC, el senador Jorge Pizarro, quien en medio de las réplicas del sismo que afectó a su región, no dudó en marcharse a Londres a presenciar el campeonato mundial de rugby, sin que considerara necesaria su presencia en la zona, junto a los afectados, quienes requerían todo tipo de ayuda, incluidas eventuales gestiones de su senador para agilizar el arribo de recursos a la damnificada región. Nada de eso, Pizarro privilegió sus particulares intereses y partió.
En ese sentido, al no suspender su viaje, hoy la Presidenta de la República actúa con la misma desafección que Pizarro, y deja a su suerte a una población en extremo abandonada y vulnerable, como es la que habita la isla de Chiloé.
En fin, los chilenos ya están acostumbrados a los desaciertos y desaires de la elite, como la desprolijidad que le enrostran al interior de su partido a la senadora Isabel Allende, frente a su obstinación de imponer el nombre de Álvaro Elizalde para defender la Reforma Laboral en el Tribunal Constitucional.
“El PS tiene muy buenos abogados laboralistas, (Álvaro) Elizalde no tiene la experiencia para ello, pero Isabel Allende se obsesionó en que él alegara en el Tribunal Constitucional. El resultado es conocido, perdimos seis a cuatro”, explica un dolido militante socialista ante el fallo que declaró inconstitucional la titularidad sindical, derrota que le factura a la presidenta del PS.
Desprolijidad del Gobierno también es la de subir a un mismo avión a las tres principales autoridades de la Nación, como son la Presidenta de la República, el presidente del Senado y el presidente de la Cámara de Diputados; sólo faltó subir al presidente de la Corte Suprema. Al respecto cabe preguntarse si alguna vez viajan juntos el presidente y el vicepresidente norteamericanos. Al parecer son más precavidos.
Desde luego es una desprolijidad en la que no reparó el ‘segundo piso’ de La Moneda. ¿Qué sucedería si el avión se cayera? (Mejor no imaginar que, aprovechando tamaño descuido, a alguien no se le ocurra tomarse la casa, sin disparar un solo tiro).
En todo caso y como es archisabido, en Chile se han visto muertos cargando adobes. Y a ‘inválidos’ pararse de su silla para caminar por el aeropuerto.