Desde que estalló en nuestra sociedad los casos de colusión entre los principales supermercados y los “carteles” que aprecieron con algunos productos, los consumidores se han dado cuenta que después de todo, sí tienen poder. Estamos tanto tiempo viviendo en este modelo de mercado neoliberal, que rara vez pensamos en lo que compramos y por qué lo hacemos en un lugar y no otro; como es de esperarse, la mayor parte de las veces actuamos por comodidad, más que por cuidar nuestro bolsillo. Por todo esto, han llamado a través de las redes sociales a no comprar en los supermercados y preferir los almacenes de barrio. Sin embargo, esta medida para modificar el hábito de compra, es más bien un “castigo” a los que por años abusaron de nuestro dinero de formas que el mismo modelo no permite, figuras reñidas con la ley, más que con la ética de las personas. ¿por qué tuvo que ocurrir el abuso para empezar a modificar la balanza del poder económico? Simplemente porque vivimos el esquema todos los días bajo sus propios términos, y uno de ellos en el cual sustenta su lógica y su razón de ser, es incentivar el individualismo, que los sujetos no tengan posibilidad ni tiempo para pensar más que la propia supervivencia. Tuvieron que coludirse empresas por años para que al fin, tuviéramos que ser solidarios con nuestros almacenes. Y tampoco fue estrictamente por solidarios, más bien fue una consecuencia del “castigo” a los supermercados. Me parece notable la idea de tomar una lección de todo esto. No podemos esperar que el abuso surja para empezar a cambiar las cosas. Para aquellos que nos sentimos incómodos viviendo en este modelo de individualismo y deuda, es tiempo de que seamos más enfáticos en ejercer la “política de pie”, o sea entender que más fácil que cambiar las cosas a un nivel macro, es hacer cambios de manera personal, si usted vive en una ciudad medianamente pequeña, ¿es tan terrible alternar quizás su vehícuo con una bicicleta? Contribuye con su propio estado físico y evita emisiones de carbono al aire. Si su almacén de barrio está bien provisto, ¿por qué no hacer una lista y encargar un pedido, como antiguamente se hacía? Y no se olvide de la feria, no hay lugar más económico para adquirir vegetales y en realidad, una variedad de productos. Finalmentre se trata de vivir pensando de qué manera mejoro mi calidad de vida aportando al resto. Y eso no pasa por una colusión, ni ser víctima de un cartel, sino que pasa por hablar un poco con el vecino cuando se cruza con él, despedirse de las personas que trabajan con usted, (las que más pueda), en fin, nadie más que usted sabe cómo hacerlo en su propia situación. No deje que sea la torpeza de Paulmann o de Matte, los cambien su vida para mejor, sólo toma un minuto pensar la mejor manera de resolver nuestras necesidades.
Por Cristóbal Barrientos
BUFÉ / Concepción