Una mamá que apuñaló a sus dos hijas hasta matarlas dijo: «Si yo no puedo tenerlas, él tampoco podrá», en su declaración al jurado.
Samira Lupidi sollozaba en el estrado mientras era enjuiciada por la acusación de asesinar a Jasmine Weaver de 17 meses de edad y a Evelyn Lupidi de tres, en un refugio de mujeres.
En un momento dado, el padre de 24 años y de nacionalidad italiana, estaba tan afectado y molesto que tuvo que abandonar la sala, mientras los fiscales describían cómo se encontraron las niñas en sus camas, cada una con nueve heridas de arma blanca en sus respectivos pechos.
La corte se enteró que Samira conoció al padre de sus hijas, a través de Internet cuando fue a visitar a su abuela que vive en Italia.
Lupidi le dijo a la policía que Weaver estaba controlándola psicológica y financieramente. Él la privaba de dinero y que limitaba el contacto con su familia en Italia.
El 16 de noviembre del año pasado, mientras Weaver estaba en el trabajo Lupidi llamó a la policía a su casa en Church Lane, Heckmondwike, y alegó que él la había golpeado en el brazo y la pierna la noche anterior.
Peter Moulson, abogado, dijo al jurado que Lupidi creía que Weaver quería deshacerse de ella después del bautizo de las niñas que se iba a efectuar el próximo fin de semana.
Debido a los hechos, la policía dispuso el traslado de las niñas y la mujer a una «casa de seguridad» secreta en Bradford.
A la mañana siguiente, un trabajador del proyecto llamó a la puerta y Lupidi respondió al mismo tiempo que gritó en su teléfono móvil: «Ellos no van a creer que yo las asesiné y las desangré».
Ella repitió: «Yo las asesiné, yo las herí. Yo maté a las niñas».
Weaver se había puesto en contacto con ella y le dijo que tenía la intención de llevar a las niñas lejos de ella.
Lupidi dijo al personal del refugio: «Es su culpa. Ahora tiene una razón para matarme. Si yo no puedo tenerlas, él tampoco podrá».
La trastornada madre le dijo a la policía que no tenía nada que comentar del hecho.
El fiscal dijo que un cuchillo de cocina de 14 pulgadas con una hoja de 10 pulgadas se encontraba en una de las camas de las menores.
Después de ser detenida, Lupidi dijo: «Yo sé lo que he hecho, mi vida no es nada ahora».
El abogado Mouslon explicó al jurado que Lupidi admite haber matado a las niñas y se ha declarado culpable de homicidio por motivos de responsabilidad disminuida.
Dijo, además, que la acusada negó dos cargos de asesinato, y que gran parte del caso girará en torno a su estado mental en el momento de la matanza.