Esta es la historia de Sandra Crockett, una mujer casada y madre de tres pequeños hijos, quien soñaba con un futuro amoroso junto a su familia y en suu vida laboral.
Se sentía plena y estaba completamente enamorada de su esposo. Sin embargo, todo cambió cuando el hombre de su vida, se convirtió en su abusador.
Los abusos fueron creciendo en gravedad. Eran cada vez más seguidos y más duros. Sandra sufría malos tratos físicos y sicológicos diariamente. El hombre era capaz de dejarle marcas en la cara, ya que la golpeaba sin ningún tipo de mesura. Sandra, debido a no tratar con profesionales las lesiones, contrajo una infección que le carcomía la piel de a poco. Aún así, ella estaba decidida a esconder todo tipo de evidencia de abuso y usaba máscaras para ocultarlo.
Las justificaciones por el bien de sus hijos que se auto-imponía Sandra para no denunciar al padre de sus hijos, fueron flaqueando y decidió que debía huir de la terrible situación, junto a sus pequeños.
Una mañana se armó de valor y dejó su casa para siempre. Sandra decidió quitarse el pañuelo de la cara y mostrar su rostro, lo que fue difícil porque sus hijos reconocían su voz pero no su cara…
Pero su acto de valentía tuvo una recompensa, un día conoció a Deborah Alessi., una mujer que también había sufrido violencia doméstica y que junto a su nueva pareja habían creado la Fundación Face Forward, quienes le brindaron apoyo psicológico y también físico, brindándole la oportunidad de reconstruir su rostro pro medio de una cirugía facial.
[jwplayer player=»1″ mediaid=»284876″]
Ahora Sandra intenta ayudar a mujeres que sufren abusos para que nadie viva lo que a ella le tocó vivir. La cirugía le ha servido para cerrar y abrir los ojos y volver a comer con normalidad.