Un equipo de científicos británicos y estadounidenses desarrollaron un diminuto robot origami que se puede tragar para remover objetos extraños del estómago.
Creado por investigadores de la Universidad de Sheffield y del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), el robot tiene un tamaño tan pequeño que cabe dentro de una cápsula, informa The Independent.
Una vez que está en el estómago, la estructura del robot -hecha de pliegues, como un origami- se despliega y se puede arrastrar por el cuerpo del paciente, controlándolo desde afuera con magnetos.
En el sentido convencional, no es un robot propiamente tal, porque en vez de estar hecho de partes movibles, con un mecanismo electrónico, es sencillamente una pieza de material delgado, similar al papel; excepto que está hecha mayormente de intestino de cerdo deshidratado.
Las dos capas exteriores del robot envuelven a un material que se encoge cuando se entibia con la temperatura del cuerpo. Un patrón de pliegues y cortes permite que se encoja y estire como un acordeón y avance por el sistema digestivo. También tiene unas pequeñas aletas que le ayudan a nadar por los líquidos del estómago.
Los investigadores creen que una de las aplicaciones más útiles de este dispositivo es retirar pilas de reloj (baterías de botón) del estómago. Estas baterías normalmente pueden pasar a través del sistema digestivo y abandonar el cuerpo, pero si permanecen por mucho tiempo en el revestimiento del estómago, pueden crear una corriente eléctrica que produce soda cáustica.
Una vez que se instala, la batería puede socavar el estómago quemando su pared y causando horribles heridas, que normalmente sólo se pueden sanar mediante cirugía.
El equipo del MIT cree que el robot se podría usar para evitar este problema antes de que cause daño, ayudando a los 3.500 estadounidenses que se tragan estas baterías cada año.
En el futuro, los científicos esperan usar este tipo de robots para curar heridas del estómago o administrar medicinas a lugares específicos del cuerpo.
Los primeros robots origami fueron desarrollados por el MIT en 2010, pero recién ahora se está explorando su verdadera utilidad médica.
«Para usos dentro del cuerpo, necesitamos un sistema robótico pequeño, controlable y [separado de algo externo]. Es realmente difícil controlar e instalar un robot dentro del cuerpo, si éste está unido a una sonda», explica Daniela Rus, quien dirigió el estudio. «Es realmente emocionante ver a nuestros pequeños robots origami haciendo algo que podría tener importantes formas de uso para el cuidado médico y la salud».
Bradley Nelson, del Instituto Federal de Technología de Zurich (Suiza), dijo que la actual es «una de las aplicaciones más convincentes para robots origami que haya visto».
Traducción, CCV, El Ciudadano