En la masiva marcha que se hizo en el sur para apoyar la crisis que se está viviendo en Chiloé y en las zonas costeras afectadas por la marea roja, vimos a cerca de mil personas de la comuna de Hualaihue, quienes viajaron por la Carretera Austral en dirección a Puerto Montt para manifestar que su territorio también debe ser incluido dentro de la zona de catástrofe por dicha micro alga, porque a pesar de no tener marea roja en la comuna, la gente que consume mariscos no quieren comerlos por miedo y la comercialización de todos estos productos se estanca sin producir bienes.
Sobre esta delicada situación, en donde trabajadores necesitan comercializar los recursos que mantienen guardados debido a la falta de ventas producidas por el pánico colectivo que invade a los habitantes de, en este caso la Caleta El Manzano, porque fue Olga Figueroa, recolectora de orilla en aquel lugar, quien en conversación con El Ciudadano, manifestó que nadie les está comprando nada, que todas las navajuelas, los choritos y almejas que han podido recolectar, se ha estado quedando durante todo abril en el refrigerador. «Hemos estado todo el mes de abril sin poder trabajar. Tenemos los mariscos y los recursos para sacarlos pero no podemos hacer nada porque se gasta demasiada luz y eso si que es costoso».
Es la única fuente de trabajo que tiene Olga y su marido, quien por ser pescador artesanal, también se ve afectado con los paros y protestas que limitan el paso de los recursos a Puerto Montt. «Así que estamos todos parados, con las manos atadas sin poder hacer nada. No tenemos marea roja pero igual estamos sin poder trabajar».
Figueroa relató que en la comuna de Hualaihue efectivamente han hecho estudios de este mal que afecta a las zonas costeras, pero lo que ocurre en realidad es que la gente está muy asustada con toda la información que ha salido al respecto y además, manifestó su descontento por el actuar de la empresa Sernapesca, quienes instalaron carteles diciendo que la gente no debía consumir mariscos porque se encontraban afectados, llevando a la población al más puro caos. «Llevamos más de 10 años trabajando acá y ahora nadie nos compra. Nadie quiere consumir los mariscos a pesar de que todos los días hemos ido a mariscar y hemos comido de eso, sin ningún efecto negativo».
Desde el sindicalismo, Miguel González, dirigente de quienes integran la agrupación de El Manzano, nos dijo que aunque sea un hecho el que no se pueda declarar la zona de catástrofe, porque no hay marea roja. «Esa es la excusa que entregó el Gobierno, pero nosotros a pesar de no tenerla, queremos que se tomen medidas rápidas, como la instalación de un laboratorio de monitoreo en Hualaihue, cosa que han dejado para segundo plano. Hoy somos afectados todos quienes trabajamos acá».
Para González la acción del Estado debería ser desarrollada socialmente, «porque hay también una psicosis creada por los medios y en ese lugar en particular por Sernapesca, que es peor que cuando dicen que va a llegar un tsunami en veinte minutos más. Acá la gente en media hora dejó de comer todos los mariscos porque las mismas autoridades crearon ese miedo». Entonces, explica que son las mismas autoridades quienes debiesen tratar con más cuidado los temas y decir responsablemente que después del monitoreo se aclaró la ausencia de marea roja en esas zonas.
Cecilia Barrientos, quien posee una pequeña planta de proceso de recursos marinos en El Manzano, manifestó que todas sus máquinas están con productos y no ha podido vender nada. «Tengo cuatro o cinco máquinas con productos y tengo que pagar 128 lucas este mes y Saesa no me espera al igual que a todas mis compañeras. Procesamos choritos, navajuelas, cholgas y hasta merluzas, pero la gente está sin comprar nada, es una psicosis que tienen. Yo entregaba a Puerto Varas, a Villarrica, a la feria de Hornopirén y ahora tenemos todo guardado sin poder hacer nada, es lo mismo que le está pasando a Chiloé, estamos sin obtener ningún recurso por nuestro trabajo».
Barrientos es además la presidenta del Comité de Feriantes de Hornopirén y tras ese puesto, ha decidido junto a otras recolectoras, hablar con el Intendente regional para ser escuchadas, «porque fuimos al paro, fuimos hasta puerto montt a marchar pero hasta hoy no ha pasado nada. A nosotros ni siquiera nos han mencionado, no han dicho que en esta comuna también estamos sufriendo, aunque no seamos Zona de Catástrofe».
En el ámbito científico, Jorge Contreras, ingeniero pesquero y acuicultor de la zona, comentó la relación entre el vertimiento de salmones podridos con la marea roja y destacó creer que esto es solo la punta del iceberg, «más que lo que tiraron ahora es lo han tirado durante 40 años. Además, respondió acerca de la proyección en el tiempo que tiene la marea roja y dijo que todo depende de la toxina que tenga cada músculo del mar, que también depende de las urgencias y de que la marea roja esté o no en el lugar. El músculo se irá a demorar dos o tres meses en quedar limpio, pero aún se debe estudiar ese proceso».
Por otra parte, señaló que debemos tener en cuenta la realidad que se aproxima: «Vamos a convivir con la marea roja de aquí en adelante, porque es un quiste que está en el suelo marino y que según las condiciones, se va dando cada año. Lo vamos a tener de aquí en adelante así que tendremos que saber convivir con este desastre y el Estado debe hacerse cargo de un control sanitario de los productos pesqueros, tiene que tener un punto de control en distintos lugares de la región para asegurar que los alimentos que se consumirán están sanos».
En relación a los muestreos y los acercamientos que ha tenido algún servicio de salud en el terreno, aclaró que han habido algunos esporádicos desde que empezó el problema y que la autoridad sanitaria ha ido monitoreando que acá no ha aparecido la marea roja, «pero esto ocurre porque hay una contingencia, no hay un lugar establecido donde puedas llevar tu producto y te den un resultado constante, porque si lo entregan cada dos días también es un problema».
Frente a este escenario, es imperativo que el Estado implemente lugares de cocimiento que estén normalizados y que tengan un sello de origen, porque eso permitirá controlar sanitariamente la producción que sale de mariscos a través de la recolección de orillas, de áreas de manejos y también por medio de de buzos recolectores.
Finalmente, el alcalde de la comuna, Freddy Ibacache, conversó con nosotros para demostrar que la cadena de personas que queda sin trabajo es una problemática realmente importante que traspasa la marea roja, «porque acá vemos afectadas a personas que cultivan, entonces como Chiloé está con marea roja, las recolectoras de familias no pueden vender sus productos ni menos los buzos mariscadores, que no tienen dónde comercializar algo. «No hemos conseguido que nos consideren como zona de catástrofe, pero imagínate que lugares que se encuentran muy afectados no han conseguido mucho, qué podemos esperar nosotros que estamos sin marea roja, no nos queda otra que ponernos a la larga fila de espera de los beneficios».
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«Son cerca de 36 sindicatos, más las organizaciones de recolectoras de orilla y muchísima gente organizada que se han venido sumando a esta lucha que vivimos a diario en la comuna, porque finalmente igual nos hemos coordinado con la gente que está en la misma situación nuestra, de hecho, con otros alcaldes hicimos una carta para el ministro de economía señalando lo difícil y pesado que sería tener estos efectos en la zona».
Ibacache aclaró que entienden las consecuencias de este desastre, pero que quieren ser tomados en cuenta, porque claramente no están en la línea principal de preocupación y eso genera que todo el resto de la costa que no ha sido declara Zona de Catástrofe, sean lugares desprotegidos y olvidados».