James Joyce, uno de los escritores más influyentes del siglo XX; su obra literaria suele ser un referente obligado (Ulises) cuando se habla del llamado modernismo anglosajón. Más allá de las obras conocidas como muchos escritores, se han descubierto sus epistolas, cartas que ademas de darnos un vistazo a quienes son nuestros autores favoritos, nos siguen mostrando la forma de su escritura.
James Joyce, una pluma versátil, muy basta, que se atrevió a plantiar cambios en la escritura, recordemos su Ulises, el viaje de un héroe moderno, el del día a día, le escribe a Nora Barnacle, su esposa.
16 de diciembre de 1909
44 Fontenoy Street, Dublín
Dulce niña querida, ¡finalmente me escribes! Seguro que has masturbado ferozmente ese sucio coñito tuyo para escribirme una carta tan incoherente. En cuanto a mí, estoy tan fuera de forma que tendrás que lamerme una buena hora antes que pueda tener un cuerno lo suficientemente firme para metértelo, no digamos para follarte. He hecho tanto y tan seguido que me da miedo mirar cómo lo he hecho, después de todo me lo he hecho. Querida, por favor no me folles demasiado a mi vuelta. Folla todo lo que quieras fuera de mí por ahí de la primera noche; pero dame tiempo para reponerme. Querida, toda la follada debe ser hecha por ti, porque como estoy blando y diminuto, ninguna niña en Europa, a excepción tuya, desperdiciaría su tiempo y energía conmigo. Fóllame, querida; en todas las nuevas formas que tu deseo sugiera. Fóllame ataviada con tus vestidos de calle, con tu velo y tu sombrero puesto, con tu cara sonrosada por el viento y el frío y la lluvia y tus botas embarradas; fóllame también a caballo sobre mis piernas, cuando esté sentado en una silla, montándome de arriba hacia abajo mostrándome los ribetes de tus bragas y mi pito firmemente clavado en tu coño, o móntame sobre la espalda de un sillón. Desnuda, fóllame, solamente con tus medias y tu sobrero puesto, acostados en el piso, con una flor roja en el culo, montándome como un hombre, con tus muslos entre los míos y tu robusto trasero. Móntame vestida con tu bata de estar (ojalá tengas esa tan bonita), con nada debajo de ella, ábrela repentinamente y muéstrame tu vientre y tus muslos y tu espalda y empújame sobre ti, encima de la mesa de la cocina. Fóllame con tu culo, boca abajo en la cama, con tu cabello suelto, desnuda, pero con tus adorables bragas rosas perfumadas, abiertas desvergonzadamente de atrás y medio caídas, de modo que se pueda entrever un poco tu trasero. Fóllame, si puedes, acuclillada en el baño, con tus vestidos levantados gruñendo como una puerca que caga y una gran cosa gruesa sucia serpenteando con lentitud fuera de tu trasero. Fóllame en las escaleras, en la oscuridad, como una niñera follando con su soldado que le desabotona gentilmente la trusa y desliza su mano en su pajarito y lo acaricia con su camisa y con ese contacto se va humedeciendo y entonces lo toma con suavidad y lo acaricia junto con sus dos bolas a punto de estallar y finalmente agarra atrevida la pija que ella mama y la manosea y la acaricia suavemente, murmurando para él en sus oídos palabras obscenas e historias indecentes que otras chicas le han contado a ella y ella dice cosas sucias y se mea las bragas con placer y deja salir suave, quieta, tranquilamente, tibios peditos de su trasero hasta que su clítoris está tan firme como el de él y de pronto se lo mete y lo monta.
¡Basta! ¡Basta per Dio!
He acabado y todas las tonterías han desaparecido. ¡Ahora, la respuesta a tus preguntas!
Todavía no hemos inaugurado. Te mando algunos carteles. Esperamos inaugurar el veinte o veintiuno. Cuenta catorce días a partir de entonces y tres y medio más para el viaje y estaré en Trieste.
Prepárate. Coloca un lindo linóleo marrón agradable en la cocina y, por la noche, cuelga un par de cortinas rojas comunes en las ventanas. Procura un sillón cómodo y barato para tu perezoso amante. Haz todo lo que te digo, querida, pues una vez que llegue no me moveré de esa cocina en una semana, leyendo y mirando cómo preparas la comida; y hablándote, hablándote, hablándote, ¡Qué supremamente feliz seré! ¡Dios mío, allí seré feliz! I figlioli, il fuoco, una bona mangiata, un caffé nero, un Brasil, il Piccolo della cera, e Nora, Nora mía, Norina, Noretta, Norella, Noruccia, etc, etc…
Eva y Eileen deben dormir juntas. Consigue algún lugar para Georgie. Quiero que Nora y yo tengamos dos camas para el trabajo nocturno. Estoy manteniendo y mantendré mi promesa, amor mío. ¡El tiempo vuela, vuela rápidamente! Quiero regresar a mi amor, mi vida, mi estrella, mi pequeña Irlanda de ojos extraños! ¡Cien mil besos, cariño!
JIM
44 Fontenoy Street, Dublín
Mi dulce y pícara Nora, recibí esa noche tu ardiente carta y he tratado de imaginarte frotándote el sexo en el baño. ¿Cómo lo haces? ¿Te recuestas contra la pared con tu mano cosquilleándote debajo de tus ropas? ¿O te acuclillas bajo el agujero con las camisas vueltas hacia arriba y tu mano trabajando fuertemente a través de la abertura de tus bragas? ¿Te sirvió como preludio ahora para cagar? Me pregunto cómo pudiste hacerlo. ¿Acabas al cagar o te frotas acabando primero y luego cagas? Debe haber sido una horrible cosa lasciva ver a una niña con sus ropas levantadas frotando con furor su coño, ver sus calzoncillos blancos y hermosos bajados de atrás y su trasero defecando y una cosa gruesa y café que sale de su agujero. Dijiste que ensuciarías tus bragas, querida, y que después me dejarías follarte. Me gustaría oírte primero, enmierdarlas y follarte después. Alguna noche, cuando estemos en alguna parte hablando en la oscuridad cosas puercas y sientas tu mierda a punto de salir, rodea mi cuello con tus brazos en tu vergüenza y déjala caer suavemente. El sonido me enloquecerá y cuando alce tu vestido…
¡De nada sirve continuar! ¡Ya puedes adivinar qué!
Hoy abrió el cinematógrafo. El domingo 2 de enero salgo par Trieste. Espero que hayas hecho lo que te dije respecto a la cocina, el linóleo, el sillón y las cortinas. A propósito, no cosas esas bragas delante de nadie. ¿Está hecho tu vestido? Así lo espero, con una chaqueta larga, con cinturón y con los puños de cuero, etc. No sé cómo voy a arreglármelas con los gasto de Eileen. ¡Por Dios, arregla tú esto y que pueda yo tener una cama confortable! No tengo ningún deseo especial de hacerte nada, querida. Puedes descansar tranquila respecto a mis idas con… Tú no lo comprendes. Querida, esto no sucederá.
Oh, ahora estoy hambriento. El día que llegue di a Eva que haga un “pudding” corriente y algún tipo de salsa de vainilla sin vino. Me gustaría comer rosbif, sopa de arroz, cupuzzi garbi, puré de patatas, “pudding” y café negro. No, no, me gustaría stracotto di macheroni, una ensalada, ciruelas cocidas, torroni, té y presnitz. O no, preferiría anguilas cocidas o polenta con…
Perdóname querida, esta noche estoy hambriento.
Querida Nora, espero que pasemos juntos un año feliz. Mañana escribiré a Stanie sobre lo del cinematógrafo.
Estoy tan feliz que ahora veo Miramar. Lo único que espero es que no lleve de nuevo conmigo esa abominable cosa, debido a lo que hice. Querida, reza por mí.
¡Addio, addio, addio, addio!