Hoy, las celebridades han puesto de moda a los cuerpos curvilíneos. En especial, con énfasis en los grandes y voluptuosos traseros. Kim Kardashain, Jennifer Lopez o Nicki Minaj son algunos ejemplos. Incluso han aparecido canciones alabando esta parte del cuerpo, que algunas deciden acentuar por medio de cirugías.
Una de estas modas es la de la cirugía del «Trasero brasileño», que es la más popular entre celebridades y todo tipo de mujeres. Pero, a pesar de la ambición o motivos que lleven a realizar este procedimiento, hay que tener mucho cuidado pues parece ser bastante peligroso.
Así fue en el caso de Heather Meadows, una joven de 29 años que viajó a Miami para aumentar su trasero. Acá suelen ser más baratos los procedimientos, que consisten en obtener grasa del torso del paciente (a través de una liposucción) para inyectarla después en los glúteos y levantarlos.
El caso de Heather fue trágico: falleció después de la operación. Durante la cirugía hubo una falla. Al pasar la grasa a los glúteos, parte de los lípidos de ésta entraron a su torrente sanguíneo, formando coágulos que taparon tanto que las arterias de sus pulmones y su corazón colapsaron.
Quizás así no terminan todos los casos, pero como en toda operación, hay grandes riesgos. Y este tipo de cirugías estéticas aumentan en cantidad cada año. El año pasado hubo un 28% más que en el 2014, con un total de 14.700 procedimientos.
El caso de Heather no es aislado. No todos se hacen públicos, pero sí sucedió con Catherine González, una mujer de 19 años que también optó por poner riesgo su vida. Ella estuvo al borde de la muerte tras hacerse una liposucción, después de Miami. Después de varias complicaciones, estuvo 8 días en el hospital tras quedar en coma.
Últimamente también se sumó un nuevo caso en Alaska, donde una mujer también quería el llamado trasero brasileño. Se trata de Yahaira Espada, quien quedó con una protuberancia en su cadera por una cirugía mal hecha.
Así, los casos se han ido sumando, aunque aún no es suficiente para frenar las intervenciones. ¿Realmente esta cirugía vale tanto la pena?