El Inspector General del Departamento de Estado finalizó su investigación por eventual violación de secretos en contra de la candidata demócrata Hillary Clinton.
Según la auditoría, Clinton no siguió las reglas y no buscó aprobación para almacenar correos electrónicos sensibles de la forma en que lo hizo, poniendo en riesgo asuntos reservados de la secretaría de Estado que dirigió en el primer período de gobierno de Obama.
El análisis de 78 páginas afirma, además, que las prácticas de ciberseguridad de Clinton “deben ser evaluadas”, ya que existen ordenanzas restrictivas sobre el manejo de comunicaciones oficiales.
El FBI está determinando, actualmente, si es que la ex primera dama puso en riesgo la “seguridad nacional”, tomando declaraciones a figuras del círculo más cercano de Clinton, como su ex jefa de gabinete Cheryl D. Mills.
“Ante una persona como la secretaria Clinton, el FBI probablemente asume que tendrá una sola oportunidad para entrevistarla, no sólo porque es una persona prominente sino porque está muy ocupada ahora con la campaña presidencial”, dijo a ABC News el ex fiscal del Departamento de Justicia, David Deitch.
Esto explicaría, según Deitch, que prefieran tomarle declaración sólo cuando hayan concluidas sus pesquisas como servicio.
Como explica el articulista Kurt Nimmo, la semana pasada se supo que el operador de Clinton, Terry McAuliffe, está bajo investigación por aportes a campañas provenientes de un multimillonario chino, el cual donó 2 millones de dólares a la Fundación Clinton.
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