Tras la emisión del capítulo de Informe Especial de TVN donde se presentaba a la Coordinadora Arauco Malleco a través de una entrevista a su vocero Héctor Llaitul, se desataron una serie de reacciones donde destacan los dichos del Intendente de la Araucanía, Andrés Jouannet quién señaló que «Territorio es una cosa, terreno es distinto. Yo no reconozco ninguna reivindicación territorial, por ningún motivo«.
«El pueblo mapuche es parte del pueblo chileno. Nosotros somos un pueblo, el 95 por ciento de los chilenos tenemos sangre originaria, por tanto, son parte nuestra, parte de nuestra patria» recalcó la autoridad regional.
En este sentido el ex candidato presidencial, y cercano a Llaitul, Jorge Arrate señaló a El Ciudadano que «Las declaraciones del Intendente me parecen inusitadas. Creía que tenía conocimiento de los pueblos indígenas, pero su conocimiento es de las políticas integracionistas que buscan que los pueblos originarios terminen siendo igual que a nosotros. Eso atravesó todo el siglo veinte pero hoy estamos en otro momento».
Al mismo tiempo, Arrate agrega que «El desafío que tenemos es que Chile sea un país donde mundos distintos puedan convivir en paz».
Sobre el mecanismo utilizado por el gobierno de Michelle Bachelet frente a las demandas históricas del pueblo mapuche, Arrate reconoce que el cambio de Francisco Huenchumilla por el de Jouannet tiene relación con mantener el modus operandi de los últimos 25 años.
«En esta materia como en otras la postura del gobierno es de continuidad, ha buscado seguir las políticas de gobiernos anteriores sin hincarle el diente a los temas más profundos que mantiene el Estado chileno con el pueblo mapuche», señala el ex candidato.
Y agrega que «la única manera que los mapuche se pueden hacer oír es ejecutando acciones después de las cuales les califican como delincuentes»
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Al ser consultado si la forma de actuar política del gobierno se repite en cada una de los programas o proyectos que emprende, donde la contradicción del discurso con la acción es permanente, Arrate sostiene que «En Chile hay un núcleo duro de derecha que no quiere cambios, que no desea efectuar ningún cambio y que quiere convencernos de que vivimods en un paraíso. Luego hay un mundo de centro que ofrece muchas debilidades, que impulsa reformas pero que no las impulsa a fondos y que incluso no está totalmente de acuerdo con ellas».
Finalmente, Arrate sostiene, en relación al proceso de reformas que impulsa el gobierno, que «tengo la convicción que ninguna de esas reformas va a poder salir adelante a través de las vías institucionales sin que se apoye en la movilización popular y social».