Los arqueólogos han encontrado cientos de artículos que antiguas civilizaciones de todo el mundo utilizaban miles de años atrás. Uno de esos inventos increíbles es el teléfono de 1.200 años perteneciente a la antigua civilización Chimú. El increíble dispositivo fue encontrado en las ruinas de Chan Chan en Perú. Vendría siendo el más antiguo dispositivo telefónico en el mundo.
Chan Chan es quizás la mayor ciudad precolombina en América del Sur de la que la mayoría de las personas nunca ha oído hablar.
El Estado Chimú o también llamado el Reino de Chimor era una civilización andina establecida en el Perú alrededor de 850 d.C. Fue una de las culturas conquistadas por los incas en 1470. Su capital, Chan Chan, fue la mayor ciudad precolombina en América del Sur. Situada hoy en la región de La Libertad, a unos cinco kilómetros al oeste de Trujillo. Esta antigua ciudad cubre la asombrosa cifra de veinte kilómetros cuadrados con un centro urbano denso de seis kilómetros cuadrados y se dice que albergó más de 50 mil personas.
El teléfono de 1.200 años de edad es un excelente ejemplo de las «tecnologías perdidas» de nuestros antepasados, que según los investigadores principales no eran capaces de tales hazañas tecnológicas.
De acuerdo con una entrevista para el Smithsonian, Ramiro Matos, del Museo Nacional del Indio Americano, dijo: «Esto es único. Sólo una vez se descubrió. Proviene de la conciencia de una sociedad indígena que no sabía escribir «.
El teléfono Chan Chan se asemeja a un «teléfono del amante», que ha sido conocido por la sociedad durante cientos de años, muy popular en el siglo XIX. Sin embargo, el teléfono Chimu se compone de dos tapas de calabaza unidos con un largo cable.
La antigua cultura Chimú fue capaz de crear un dispositivo enigmático que les permitió comunicarse a largas distancias de un lado a otro, hace más de 1.000 años. Las calabazas que componían el dispositivo, tenían alrededor de 9 centímetros de largo y estaban recubiertas de resina. Éstas actuaron como transmisores y receptores de sonido. El dispositivo tiene una línea de más de 20 metros de largo que conectaba los dos extremos.
Esta es una muestra de la capacidad tecnológica de nuestros antepasados y deja en evidencia el poco conocimiento que tenemos de la vida de ellos. También demuestra que la ciencia convencional se equivoca con respecto a las primeras civilizaciones, quienes en realidad eran mucho más hábiles y avanzadas de lo que creemos hoy.