Autoridades han descubierto al menos 40 crías de tigre muertas y almacenadas en un congelador en un templo tailandés que es una típica atracción turística. El hecho alimenta el temor de que este sitio está involucrado en tráfico de animales salvajes.
El lunes, la policía de Tailandia y las autoridades a cargo de la conservación de la vida salvaje comenzaron redadas en el templo budista Wat Pha Luang Ta Bua, en Kanchanaburi. Reuters informa que durante una operación que tenía la finalidad de sacar a 137 tigres en peligro del complejo turístico, fueron encontrados los cadáveres de 40 cachorros de tigre en un frigorífico de la cocina. Junto con los tigres, las autoridades hallaron en cuerpo de un manturón, una especie protegida que se conoce comúnmente como ‘gato osuno’.
«Hoy encontramos 40 cachorros de tigre que tenían entre uno y dos días al momento de morir, pero aún no sabemos cuánto tiempo llevaban muertos», dijo el coronel de policía Bandith Meungsukhum a la agencia AFP.
Ahora el templo está enfrentando una amenaza de querella criminal, aunque sus administradores niegan absolutamente que hayan maltratado o traficado con animales.
En un comunicado reciente de su página en Facebook, el Templo del Tigre de Tailandia, dice: «Las crías a veces mueren por diversas razones, sobre todo cuando una madre no tiene la experiencia para cuidarlos apropiadamente. En el pasado, como lo dictan las costumbres budistas, estoas crías de tigres eran cremadas»
«En 2010, el ex veterinario del Templo del Tigre cambió su política y en lugar de la cremación, los cachorros muertos debían preservarse en jarros o mantenerse congelados. Hemos documentado todas las muertes desde ese año y tenemos evidencia fotográfica de ellos mientras se han mantenido en el templo», continúa el comunicado.
Sin embargo, las autoridades creen que algo más siniestro está ocurriendo. En relación a los 40 pequeños cadáveres de tigre, Adisorn Nuchdamrong, subdirector general del Departamento de Parques Nacionales de Tailandia, dijo a Reuters: «Deben tener algún valor para que el templo los esté guardando. Pero las razones van más allá de mi conocimiento».
Está bien documentado que las partes del cuerpo de los tigres –bigotes, órganos, sangre y carne– se usan en la medicina China.
Estas redadas han llegado al desenlace de 15 años de estar jugando al «gato y al ratón» entre el templo y las autoridades. Aunque denuncias anecdóticas y grupos de derechos animales han presionado a las autoridades para que investiguen el lugar en busca de maltrato y tráfico ilegal, el gobierno tailandés no ha tenido la firmeza para lidiar con los grupos religiosos.
A pesar de las amplias sospechas, el templo reporta unos 3 millones de dólares al año en su calidad de popular atracción turística, recibiendo a cada vez más visitantes que pagan una donación en dinero por la oportunidad de tomarse fotografías con los tigres, o incluso jugar con ellos o alimentarlos con botellas. Pero mientras las páginas de las redes sociales hace un tiempo se llenaban de selfies de turistas occidentales con los tigres y el hashtag #tigertemple, ahora, las entradas están cargadas con imágenes de la oscura realidad detrás de esta feroz industria turística y mediática.
CCV, El Ciudadano