Hace muchos años, cuando Fidel Castro, a poco de derrocar a Fulgencio Batista, comenzó a mostrar su adhesión al comunismo soviético, me correspondió dar una charla acerca de la situación cubana ante un grupo de ex alumnos del Instituto Nacional.
Expresé en esa ocasión que Cuba no podría ser jamás verdaderamente independiente, porque no poseía fuentes energéticas, que a la sazón se circunscribían a la hidráulica y la térmica (carbón o petróleo), por lo que su destino era cambiar una dependencia económica y política por otra: de los Estados Unidos por la Unión Soviética. Colapsada esta última, actualmente Cuba depende del petróleo subvencionado de Venezuela.
En la actualidad, y siendo Chile un país riquísimo en recursos hídricos -cuyo aprovechamiento es el menos contaminante- y potencialmente también en yacimientos gasíferos para equilibrar la generación eléctrica en los años secos, hemos llegado a la más alta dependencia energética histórica del exterior, y ¡de qué exterior: Argentina y ésta de Bolivia!, por lo que sin perjuicio de la importante política de exploraciones que se está implementando para el extremo sur del país, me parece de la mayor importancia, especialmente para nuestra región, reactivar las exploraciones del mar valdiviano, abandonadas en 1972 bajo circunstancias completamente diferentes a las actuales.
Para obtener de primera fuente las informaciones más objetivas y confiables, entrevisté recientemente en su casa, en Santiago, al Ingeniero de Minas, Carlos Mordojovich, ya retirado, quien fuera Subgerente de Exploraciones de la ENAP en esos años.
-La historia del desarrollo de la industria petrolera del Mar del Norte ha significado un largo período de bonanza para Inglaterra y los otros países que bordean ese mar, nos dijo Mordojovich.
-Y en cuanto a Chile, ¿qué posibilidades tenemos de superar nuestra dependencia energética exterior?
-Chile debe afrontar decididamente este problema lo antes posible. Tiene varias alternativas válidas, pero urgentes: el desarrollo hidroeléctrico de Aysen, los estudios geotérmicos (formamos parte del cordón volcánico circunpacífico), y la investigación sobre las reservas potenciales de hidrocarburos de las cuencas sedimentarias del Pacífico.
¿Y con respecto a la zona de Valdivia?
-Los estudios de las cuencas sedimentarias del Océano Pacífico correspondientes al “Mar Chileno” se paralizaron en el año 1972, cuando el sondaje “F” ubicado en la cuenca submarina de Valdivia descubrió un yacimiento de gas a los 1.475 metros de profundidad. Este sondaje encontró una arenisca gasífera de 27 metros de espesor. Una prueba produjo 225 metros cúbicos por día de gas con 65% de metano y 35% de nitrógeno con una presión de 1.000 libras en superficie.
¿Y qué pasó después?
-Este yacimiento fue declarado “No comercial” por la Comisión de Energía en 1972, cuando el petróleo costaba aproximadamente 2 dólares por barril y no existía un mercado para el gas natural en el país. Ciertamente las cosas han cambiado mucho desde entonces, y creo que la exploración debe reanudarse a la brevedad.
Hasta aquí las declaraciones de Mordojovich. Personalmente, pienso que difícilmente podría haber una manera más sensata de invertir una parte de los excedentes del cobre y de atraer nuevas inversiones.
Cartas recibidas por el
autor de esta serie
Señor Raúl Hermosilla Hanne
Usted, Sr. Hermosilla, que parece estar defendiendo a Celco, ¿leyó el informe del Prof. Sandor Muslow publicado en la revista norteamericana “Ética en Ciencias Ambientales y Políticas”?
Me imagino que si es que me contesta la presente lo va a hacer con otra bromita, pero tampoco irá al fondo del asunto, porque el científico de la UACH demuestra en su trabajo la responsabilidad exclusiva de Celco en la muerte de los cisnes, al estar arrojando al río Cruces sus residuos industriales conteniendo sulfatos que hicieron disminuir el bicarbonato de calcio necesario para que el luchecillo obtenga dióxido de carbono que le permita hacer fotosíntesis, por lo que murió y con ello desapareció el alimento de los cisnes, los cuales murieron de hambre. El doctor Muslow expresa su preocupación por que la empresa siga derramando sus residuos industriales líquidos en el humedal, y opina que eso aumenta la catástrofe ambiental y pone en peligro la vida de otras especies y, a futuro, la salud humana, por lo que concluye que la lógica indica que el gobierno debe cerrar la planta. Ojalá esta vez, señor Hermosilla, me responda Ud. derechamente.
En primer lugar, debes tener claro que yo no estoy defendiendo a CELCO ni a nadie; solamente busco la verdad en este conflicto, porque es necesario conocerla para resolverlo bien. También deberás tener claro el profundo y antiguo compromiso del profesor Muslow con los movimientos ambientalistas mundiales, que lo hace decir el mismo discurso, o sea, que hay que cerrar la planta. No sugiere reparar sus deficiencias. Y que ante la renuencia de todas las revistas científicas a publicar su precario trabajo debió hacerlo en la revista ecologista en la que lo hizo y de la cual él mismo es miembro del Comité Editor.
Ahora, en cuanto a tu carta, debo decirte que la muerte de algunos cisnes -los demás se fueron y están prosperando, entre otros lugares, en el lago Lanalhue, en Cañete, y en Pelluco, Puerto Montt-no me preocupa más que en sus justas dimensiones. Los cisnes no son autóctonos de Valdivia y así como un día llegaron al humedal Santo Domingo en busca de alimento -de donde años después se trasladaron al humedal Carlos Anwandter- otro día se fueron por la falta de él. Pero cumplieron un rol muy importante, al haber alertado del problema ambiental que estaba generándose. Y sin duda aportaban gran belleza al entorno, que por cierto se recuperará, a cuyo efecto la CONAF está manejando un plan, para cuyo financiamiento se ha recibido un importante aporte de la propia empresa.
Con las medidas que han ido implementándose se están viendo nuevamente unos pocos cisnes de regreso, como seguramente lo has visto tú, así como lo he visto yo. Sin embargo, eso no basta, debe cesar lo más pronto posible la descarga de residuos al río
-aunque hayan recibido tratamiento terciario- y hacerse ella mar adentro a través de un colector, como se hace en países europeos. Cité anteriormente el caso de Noruega, que es uno de los países que más cuida su medioambiente, y en el que en la costa por donde penetra el colector, existen criaderos de ostras, y es sabido que éstas requieren de agua mucho más limpia que la pesca que infundadamente temen perder algunos pescadores artesanales, desinformados por activistas de entidades fundamentalistas o políticamente contrarias al desarrollo de los pueblos.
Pero todo depende de que se determine adecuadamente el lugar de la descarga, considerando corrientes, temperaturas, etc., que asegure que los residuos no retornarán a la playa, se degradarán los de origen orgánico, depositándose en el fondo del mar los minerales.
Esas agrupaciones ecologistas y políticas hacen muy mal en tratar nuevamente de impedir la ejecución de los estudios científicos para la construcción del colector, como ya lo hicieron cuando recién se proyectaba la fábrica de celulosa, hace más de seis años, lo que determinó que el entonces Presidente Frei Ruiz-Tagle ordenara que se abandonaran los estudios para la descarga marina, y los residuos se vertieran derechamente en el humedad del río Cruces, con lo que creó el actual problema.
En todo caso, más que dedicarnos a discutir las responsabilidades históricas de gobernantes y empresarios debemos abocarnos a buscar las soluciones para remediar los errores pasados, y construir un mejor futuro para ustedes los jóvenes, dentro de un desarrollo sustentable que les provea buenas plazas de trabajo en un medioambiente saludable, como dijo una inteligente y razonable universitaria, y no cerrando las industrias, lo que sólo deberá hacerse cuando no existan soluciones ni voluntad de implementarlas, lo que al parecer -opinión sujeta a las próximas actuaciones tanto empresariales como gubernamentales- no es el caso actual.
Una vez más, muchas gracias por tu carta. Y las bromitas las empezaste tú con tus “tecleos”. Entonces, es sin llorar la cosa, ¿estamos?
Raúl Hermosilla Hanne
En próxima edición: Caso CELCO – Entrevista a ex Gerente de CORFO