En una reciente publicación los investigadores del Instituto de Filosofía y Ciencias de la Complejidad, IFICC, Pablo Razeto y Davide Vecchi, proponen que el padre de la teoría de la evolución, Jean Baptiste Lamarck, probablemente tenía razón respecto a que las mutaciones de los seres vivos pueden ser “inteligentes” en algún sentido, es decir, las variaciones en la evolución no serían totalmente “ciegas”, como plantearía posteriormente Charles Darwin. Esta investigación, que integra información biológica y análisis filosófico, acaba de ser publicada en la prestigiosa revista Biological Reviews.
La teoría evolutiva actual se basa en la teoría de Darwin según la cual las variaciones heredables o mutaciones de los seres vivos son “aleatorias” (“ciegas”) y que es la selección natural la única que impone una dirección a la evolución mediante la propagación de aquellas mutaciones que resultaron ser favorables y la eliminación de las mutaciones desfavorables. Lamarck, por el contrario, pensaba que las variaciones heredables de los seres vivos no eran totalmente ciegas, sino que eran “dirigidas” y que tendían a ser favorables para el individuo. El neo-darwinismo terminó sin embargo prevaleciendo como la teoría estándar en la biología evolutiva hasta hoy en día.
Los autores de esta investigación hacen eco de recientes estudios experimentales que muestran que, al menos en algunos microorganismos, al parecer es Lamarck quien tiene la razón. Razeto y Vecchi argumentan que, no obstante, para dirimir este debate Darwinismo/Lamarckismo se requiere definir precisamente a qué nos referimos con lo “aleatorio” y lo “dirigido”. Sin embargo, aunque parezca extraño, esto nunca se hizo en la historia probablemente porque, dado que el lamarckismo fue “derrotado” por el neo-darwinismo, entonces fue simplemente aceptado que las mutaciones eran “aleatorias”, sin que se llegase a definir nunca de forma precisa este concepto.
Los autores revisaron diferentes formas en que en la historia de la biología se ha intentado definir la aleatoriedad de las mutaciones, mostrando que las definiciones han sido deficientes debido a su imprecisión o debido que le exigen “demasiado” o “demasiado poco” al concepto. Mediante el análisis filosófico formal, los investigadores del IFICC muestran que el concepto de mutación es un concepto “triádico” (es decir, que relaciona tres variables) y no “diádico” (que relaciona sólo dos variables), como se ha intentado definir previamente. Al plantear una definición formal que distingue lo aleatorio y lo dirigido finalmente los autores muestran que los recientes descubrimientos experimentales probablemente reflejan mutaciones dirigidas, y así, al menos un lamarckismo moderado debiera re-explorarse dentro de la ciencia.
Esta investigación abre nuevos lineamientos para la ciencia experimental y muestra claramente cómo la filosofía y la ciencia pueden enriquecerse mutuamente. El artículo completo (RAZETO-BARRY, P., VECCHI, D. (2016). Mutational randomness as conditional independence and the experimental vindication of mutational Lamarckism. Biological Reviews (in press)), puede consultar el link a Biological Reviews