Fui a estudiar junto a mis amigos al FEN (Facultad de Economía y Negocios), acompañé a Juan Ignacio a comprar y mientras lo intentaba llegó un guardia. Me habló muy duro preguntándome qué estaba haciendo allí, que porque estaba vestida así. No fue una charla de curiosidad ni nada de eso, los mapuche sabemos diferenciar entre una y otra charla. Él simplemente me atacó por ser mapuche y llevar mi trarilonko. No supe qué decirle. En verdad no podía creer que me estuviese hablando así sólo por llevar vestimenta.
Él volvió a insistir, volvió a preguntar qué de dónde era, porque estaba en fen, que quería, porque estás vestida de esa manera. Juan Ignacio le dijo que no tenía porque responderle y que qué le importaba. El guardia insistió. Yo atiné a decirle que fui a la marcha, el guardia me dijo que «la marcha terminó hace rato. ¿Que esta haciendo aquí?». Juan Ignacio volvió a decirle que yo no tenía porque darle explicaciones, que yo me vestía como quería. Y que porqué me estaba diciendo todas esas cosas.
Yo estaba descolocada y me sentí culpable, como si de verdad estuviese haciendo algo malo. Le dije que era mapuche, que esa era mi vestimenta, que yo también era de la UCH y podía estar allí. «Somos de derecho», le dije. Pero él en ningún momento miro a Juan Ignacio, como si no estuviese parado a mi lado, porque el guardia sólo me veía a mi. A mi y a mis cintas. El peligro, la delincuente, era yo. Mientras él seguía preguntándome cosas busqué mi pase escolar. Estudiante U. de Chile. Él lo miró, me miró y se fue. Ni siquiera le habló a Juan Ignacio, mucho menos le pidió credencial. Me sentí como una rata, más rata de lo usual. Por una parte pensé que era un viejo de mierda y planeé mil maldiciones, pero luego pensé que era un pobre guardia, que no era su culpa estar tan encerrado.
Al final de cuenta así es como los medios venden a los mapuche: delincuentes, asesinos, flojos. Pero luego llegué a la conclusión de que yo no tengo porque esconderme. Ninguno de nosotros tenemos porque hacerlo. Llevar vestimenta, hablar mapuzungun no tiene que ser un peso o algo por lo cual debamos sentirnos culpables. Hoy a mi, estudiante de 4to año de Derecho, en la «mejor universidad del país» me discriminaron por india, por terrorista. Y esto les aseguro que es nada a lo que han vivido otros lamngen, nuestros papás y abuelos. Sin embargo, como he escuchado muchas veces decir a varios lamngen: Los días del miedo ya pasaron, los días del temor a la discriminación se terminaron.
Y hoy, como estudiantes mapuche decimos con la voz fuerte y molestando a todos los guardias, a todas las señoras, a todos los pacos: UNIVERSIDAD PARA WALLMAPU.
Millaray Garrido Caripan