La condenada violencia

La multitud forma parte de la Historia –parafraseando la clásica obra de George Rudé de 1971-, grupos de individuos irrumpiendo en las calles de las ciudades, saqueando o rompiendo las vitrinas que ostentan productos muchas veces inalcanzables, rompiendo luminarias y mobiliario público y privado, no son escenas desconocidas o recientes

La condenada violencia

Autor: Matías Rojas

CristianGutiérrezLa multitud forma parte de la Historia –parafraseando la clásica obra de George Rudé de 1971-, grupos de individuos irrumpiendo en las calles de las ciudades, saqueando o rompiendo las vitrinas que ostentan productos muchas veces inalcanzables, rompiendo luminarias y mobiliario público y privado, no son escenas desconocidas o recientes. Si queremos situar históricamente este fenómeno bajo el rótulo de movimiento social, fácilmente llegamos al siglo XVIII, momento desde el cual tanto en Europa como en Norteamérica (y de ahí al resto del globo), comienzan a emerger acciones organizadas de descontento tanto político como otras vinculadas a protestas por carestía o escases de alimentos (conocidas como protestas o marchas del hambre).

¿En estas acciones está presente la violencia?, claro que sí y muchas veces también se incluye el uso de la fuerza física. ¿Es violento sacar a un Cristo de yeso de una iglesia? Para una sociedad conservadora claro que lo es. ¿En qué aporta al movimiento social la acción concreta de sacar y romper una imagen religiosa? En nada, claro está. Pero el símbolo de ese accionar puede entenderse si se quiere analizar más y condenar menos.

Un sector de la iglesia católica, siempre ha mirado para el cielo a la hora de producirse hechos de violencia represiva en contra de las y los más desposeídos. ¿Qué dice la iglesia católica por ejemplo, sobre la destrucción con explosivos de la piedra ancestral Mapuche Llallinkura, a manos de la Forestal Arauco? Es como si al mismo Cristo de yeso lo hubieran hecho explotar… ¡cómo rasgarían vestiduras! ¿Qué dice la Iglesia Católica, por ejemplo, sobre la destrucción de un Rehue, sitio ceremonial Mapuche en Trafún, a manos de personas vinculadas a la Sociedad Agrícola y Forestal Las Vertientes? Es como si una retroexcavadora entrara a cualquier Iglesia y arrasara con lo que hay a su paso… Grave ¿no?

Y para qué vamos a mencionar la experiencia extrema de muchas y muchos que estando secuestrados por agentes de la dictadura, relegados en celdas ínfimas oían el trinar de campanas celestiales que acallaban los gritos producidos por la electricidad y otros medios de tortura… Cristo quizás, ese momento justo miraba para el cielo y no hacía nada. ¿Violencia? Claro que sí, extrema y a manos del Estado.

En un inserto aparecido en diarios nacionales hoy domingo 12 de junio, la Cámara Chilena de la Construcción (CChC) hace un llamado a frenar la violencia, en relación a la última marcha estudiantil de la semana pasada… En uno de sus párrafos señala que la violencia que se está viendo en nuestro país ya causó una muerte… al parecer para este organismos solo los últimos acontecimientos entran en el parámetro de la violencia… ¿Qué opina la CChC sobre la desaparición a manos de Carabineros de Chile de José Huenante? Desaparición ocurrida en el 2005. No recuerdo haber leído inserto alguno condenando el episodio. ¿Qué dice la CChC del asesinato de Jaime Mendoza Collío?, joven mapuche asesinado por Carabineros de Chile en agosto del 2009. Si la memoria no me falla no hubo cadena nacional ni banderas a media asta… solo el dolor ancestral de un pueblo que quieren invisibilizar. ¿Qué dice la CChC sobre el asesinato a manos de Carabineros de Chile de Nelson Quinchillao?, trabajador valiente que sintió como una 9mm atravesaba su ingle, bala que fue disparada (una 9 mm!!) por un agente del Estado. No recuerdo conferencias de prensa, no recuerdo condenas de Gobierno por la violencia de carabineros. ¿Qué pensará la CChC por el asesinato del dirigente sindical Juan Pablo Jiménez? Muerto por esas porfiadas “Balas Locas” que se llevan por lo general a gente humilde… busco y no encuentro los funerales de Estado… ¿y qué me dice la CChC de Matías Catrileo? Asesinado por Carabineros que como peones patrullan las tierras de sus amos industriales… ¿condenarán esta violencia? ¿O solo condenamos la violencia que viene de la rabia y la exclusión? ¿Nos indignamos por el Cristo de yeso y no por estos 5 asesinados (en democracia neoliberal)? ¿Qué haría Jesús (pregunta para los creyentes)? ¿Acaso no estaría recogiendo piedras…?

Tampoco recuerdo un inserto en la prensa como el de la CChC cuando en un acto criminal, otra vez carabineros de Chile lanzó su bestial chorro al estudiante universitario Rodrigo Avilés… tampoco hubo curitas llorando por Paulina Estay, jovencita que fue envestida por el odio bestial de un rinoceronte armado de FFEE, dejándola inconsciente en la calle en ese frío 21 de mayo de 2015… las ordenes del renunciado Ministro Burgos se cumplieron al pie de la letra…

La violencia… malentendida pero elemento siempre presente (partera como se decía) de la historia, pareciera ser solo condenable cuando la usan los explotados.

¿Pacto social? ¡Claro! Y que entre la enseñanza de los Derechos Humanos a los cuarteles policiales y militares. Que entre en la Constitución el reconocimiento y AUTONOMÍA del pueblo Mapuche… hagamos pues un pacto, abriendo los archivos militares para que sepamos donde están las y los que nos faltan, pues ese silencio cómplice ¡sí que es violento!, hagamos un pacto para que Carabineros de Chile de una puta vez deje de torturar en sus cuarteles a niñas y niños estudiantes, eso sí que violenta ¡y no aparecen curas ni insertos en la prensa condenando nada¡

En fin, como dice nuestro vate universal Pablo Neruda en su poema el Barco:

Pero si ya pagamos nuestros pasajes en este mundo
por qué, por qué no nos dejan sentarnos y comer?
Queremos mirar las nubes,
queremos tomar el sol y oler la sal,
francamente no se trata de molestar a nadie,
es tan sencillo: somos pasajeros.

Ahora resulta
que no tenemos mesa.
No puede ser, pensamos.
No pueden convencernos.
Por qué tantas ventajas para ustedes?
Quién les dio la cuchara cuando no habían nacido?
Sin mesa dónde vamos a comer,
dónde nos sentaremos si no tenemos silla?
Si es una broma triste, decídanse, señores,
a terminarla pronto,
a hablar en serio ahora.

Después el mar es duro.
Y llueve sangre.


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