7 libros que deberías leer si amaste “La insoportable levedad del ser”

“La insoportable levedad del ser” es un libro que se puede leer desde el lado más superficial hasta el más profundo y reflexivo. Durante la Guerra Fría, esa época en la que era más importante cuidarse las espaldas que enamorarse de alguien, Tomás, Teresa, Sabina y Franz viven una historia de amor apasionada pero bastante caótica. No se trata de un amor similar a los que estuvimos acostumbrados en nuestra infancia, tampoco con el que queremos pasar el resto de nuestras vidas, es más bien un amor bastante real con el que la mayoría nos sentimos identificados.

Ese amor que te rompe pero que no sueltas por ningún motivo. Un amor con infidelidades y apego emocional. Tomás, adicto al cuerpo de las mujeres, a descubrir ese signo que ninguna otra posee, se enamora de Sabina y ella de él. Destinados, al parecer, a estar juntos, sus ideas sobre relaciones amorosas parecen no congeniar y llevarlos al inevitable caos e inestabilidad mental.

Mientras somos testigos de la vida de estos personajes, Kundera también reflexiona sobre la superficialidad y ligereza de existir: “La idea del eterno retorno es misteriosa y con ella Nietzsche dejó perplejos a los demás filósofos: ¡pensar que alguna vez haya de repetirse todo tal como lo hemos vivido ya, y que incluso esa repetición haya de repetirse hasta el infinito! ¿Qué quiere decir ese mito demencial?…”. Basta esta frase para comenzar el libro con fuerza y no querernos despegar de él.

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“El fondo del cielo” (2009) – Rodrigo Fresán

Si hablamos de libros filosóficos, tal vez este volumen de Rodrigo Fresán deba ir en la lista como referencia obligada. La primera parte de la historia se convierte en un misterioso relato que no hace otra cosa más que atraparnos por completo. Una historia de amor nada convencional con un poco de erotismo que más tarde, como diría Rafael Lemus, remite a la soledad cósmica. Dos primos judíos se interesan con vehemencia en la ciencia ficción y deciden crear un club de dos llamado “Los Lejanos”, conocen a Jefferson Washington y a Ella, una chica mística con un rostro que todo ilumina y que sin contemplación los enamora. Un monolito como el que Kubrick muestra en “2001”. Vonnegut, Rothko, Bradbury, Bolaño, Borges, Oesterheld, Philip K. Dick y más artistas son involucrados en la historia del prolijo escritor argentino.

Más tarde, Fresán nos muestra el futuro del planeta que aman esos extraterrestres que no nos han invadido por el placer de contemplarnos. Y la última parte de la novela, tal vez la más hermosa de todas, es la que narra Ella, esa mujer que deslumbró a los dos jóvenes judíos, pero el diálogo es con un cuadro de Mark Rothko: la postal de los colores de ese planeta que no nos invadió. La novela de Fresán, además de reflexiva, es un grito de amor posmoderno, pero también esa historia filosófica que anhelábamos.

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“Las intermitencias de la muerte” (2005) – José Saramago

Una reflexión de la vida y la muerte, del poder de Dios, del infierno, del gobierno y la Iglesia. “Sin muerte, óigame bien, señor Primer Ministro, sin muerte no hay resurrección, y sin resurrección no hay Iglesia”, le diría el Cardenal a esta autoridad. La hipótesis de si la muerte dejará de trabajar un día es respondida gracias a Saramago con todos los problemas que conlleva. Al final, el escritor adereza la historia con una de las más bellas y conmovedoras historias de amor en la que ninguno de los protagonistas parece ganar.

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“La elegancia del erizo”  (2006) – Muriel Barbery

Paloma y Renée narran a intervalos esta conmovedora historia en la que ninguna de las dos se hallan felices con el futuro que la vida les ha deparado. La primera, una niña de 12 años que no entiende a los adultos, que no soporta la ignorancia del mundo y cree que sólo el suicidio podrá salvarla de la inevitable mediocridad. La segunda, Renée, la portera del edificio de 54 años que sólo busca refugiarse en su hogar solitario para leer todo lo que pueda. Todo transcurre entre sus pensamientos, que nos muestran una profunda reflexión filosófica que se mezcla entre la literatura. Reflexiones de Feuerbach, Marx, Kant, Descartes, Hegel y hasta Spinoza, nos llevan a conocer a esos profundos personajes que terminan amando la vida con la ayuda del señor Ozu.

Además, igual que Karenin, el entrañable perro que describe Kundera, las mascotas de esta historia se basan en Tolstoi: León, el gato de la señora Michell y, Kitty y Levin, ambos del Sr. Ozu.

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“Conjunto vacío” (2013) – Verónica Gerber

Un libro de desamor. Verónica acaba de terminar su relación con el Tordo y sólo busca refugiarse en la soledad. Él nunca fue la mejor pareja del mundo, igual que en “La insoportable levedad del ser”, pero como si se tratase de la historia de nuestras vidas, ella se volvía loca de amor. Cuando Verónica conoce a Alonso, su mundo parece comenzar a unirse nuevamente, pero nada es certero. Como ella escribe: “Para olvidar a alguien hay que volverse extremadamente metódico. El desamor es una especie de enfermedad que solamente puede combatirse con rutina”. Además de la historia de desamor con toques melancólicos y nada estereotipados muy al estilo de Kundera, el experimento que hacer Gerber al acomodarlo todo en conjuntos para ejemplificar su vida convierte a este libro en una obra de arte.

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“La náusea” (1938) – Jean Paul Sartre

Conocida como la primera novela filosófica de Sartre, cuenta la historia de un hombre soltero de 30 años que vive solo, trabaja en la obra que contará la vida del Marqués de Rollebon, vive de rentas y ha decidido que viajar y conocer el mundo no es una aventura que desee suya. Una influencia clara de autores como Kafka, Queneau y Céline, este hombre cuenta su vida sin sentido llena de burgueses que no admiten aspectos claros de la realidad. Sartre hace un análisis de diferentes temas como la muerte, el automatismo y la rebelión, poniendo en duda nuestra existencia y su propósito en el mundo.

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“Submundo” (1997) – Don DeLillo

Igual que en “La insoportable levedad del ser”, la vida de los personajes de esta historia se encuentra minimizada por los conflictos de la Guerra Fría. En “Submundo”, todas las noticias que ocupan los titulares rodean la vida de Nick Shay le dan sentido a su existencia. Él, ejecutivo de una empresa de gestión de residuos, lleva una vida complicada mientras su esposa mantiene una aventura con uno de sus mejores amigos. La historia dura alrededor de cuarenta años, en los que el lector puede conocer todo lo que ocurría con saltos temporales que nos mantienen siempre atentos. Conocemos a J. Edgar o Frank Sinatra sin despegarnos de la historia de Nick y las que también se volvieron sus infidelidades.

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“El túnel” (1948) – Ernesto Sábato

Un libro completamente existencialista que narra la historia de amor y muerte a la que el protagonista se enfrenta. Cuando el amor se convierte en obsesión, el pintor Juan Pablo Castel no tiene escapatoria. Conquista a esa mujer y ella se entrega a los brazos de quien parecía sólo profesarle un extraordinario amor. Sin embargo, después de esa intensidad, asesina a la mujer que amaba, quien era su única salvación y sin querer, entra a la búsqueda de un mundo existencial de valiente introspección y memoria culpable.

“El amor no se manifiesta en el deseo de acostarse con alguien (este deseo se produce en relación con una cantidad innumerable de mujeres), sino en el deseo de dormir junto a alguien (este deseo se produce en relación con una única mujer)”.
La insoportable levedad del ser

Fuente: Culturacolectiva