Hay muchos mecanismos con los cuales el ser humano ha empujado a los animales a la extinción, pero esta es la primera vez que el calentamiento global inducido por los humanos, y el aumento de los niveles del mar asociado a él, han provocado la extinción de un mamífero.
El pequeño roedor Melomys rubicola siempre fue una especie vulnerable. Cuando se descubrió y clasificó, en 1845, ya estaba restringida a una isla de 340 por 150 metros llamada Bramble Cay. Con un radio tan reducido, las probabilidades de supervivencia estuvieron siempre limitadas. La llegada de un competidor o los cambios en la vegetación pudieron haber puesto fácilmente a este ratoncito en el grupo del dodo y el tigre de tasmania, pero los reportes de los 70 y 80 sugieren que en esas décadas el animal era abundante.
Pero un informe ha revelado que en los años recientes, la isla en que habita la especie se ha inundado una y otra vez como consecuencia del aumento del nivel de los mares, que por esta razón la rata de Bramble Cay no se ha visto desde el año 2009 y que su extinción es casi segura.
Bramble Cay está en el estrecho de Torres, entre Australia y Nueva Guinea, y casi nunca es visitada por humanos. En agosto y septiembre de 2014, investigadores de la Universidad de Queensland (Australia) pusieron pequeñas trampas equipadas con cámaras por toda la isla, con la esperanza de encontrar alguna señal de este mamífero nocturno. Pero aunque las habían llenado con alimentos irresistibles para estos animalitos, no encontraron ni rastro de ellos. Con las manos vacías, los biólogos entrevistaron a un pescador que a veces paraba en la isla, quien dijo que no había visto ningún ejemplar desde 2009.
Por IFLScience
El Ciudadano