«Veo en ustedes la única posibilidad de recuperar a mi hija»

Señor Director: Mi nombre es Carolina Del Carmen Cornejo Encina, RUT Nº 13

«Veo en ustedes la única posibilidad de recuperar a mi hija»

Autor: Wari

Señor Director:

Mi nombre es Carolina Del Carmen Cornejo Encina, RUT Nº 13.681.676-4, soltera, domiciliada en Avda. Balmaceda Nº 2179 de San Javier, paso a redactar los hechos que me acontecen y me afligen:

El día lunes 20 de abril del presente año, siendo la 19:00 horas, concurrí con mi hija Antonia Paz a urgencia del Hospital de Talca (siendo esta la segunda vez, ya que llevaba una semana de alta, en casa de sus abuelos paternos, después de haber estado hospitalizada 21 días por un cuadro de encefalitis herpética), la cual presentaba desde el día sábado, fiebre y decaimiento esperando hasta el día lunes, pensando que la fiebre iba a bajar, al no ser así, decidí llevarla.

Al llegar a urgencia, la niña seguía con fiebre, somnolencia, pero reactiva a estímulos, siendo recibida en forma inmediata (por sus antecedentes), por la doctora Yamila Solari, la cual le brindó la atención primaria; equivocándose en la hoja de ingreso (la cual decía Antonia Parra), posteriormente hubo cambio de turno, recibiendo este la Doctora Aedo (quien corrigió el error en la misma hoja). Debo destacar que ese día, urgencia estaba colapsada, debiendo atender a los pacientes en la sala de preparación.

Al revisarla la doctora Aedo, indicó para la niña, suero intravenoso y medicamentos, los que fueron suministrado por las paramédicos de turno, además se le indicó una radiografía de tórax, ya que se encontraba obstruida la que se le tomó el mismo día, además de exámenes de sangre y orina, los cuales salieron normales.

La radiografía de tórax arrojó una inflamación en el pulmón derecho, por lo cual la dejaron hospitalizada en la sala de lactantes B, ya que encontraron que no era muy grave y querían observarla. Siendo a estas alturas la 01:30 de la mañana del día martes 21, la recibió el medico de turno de la UCI pediátrica (Doctor Figueroa).

Al recibirla el doctor, junto con la paramédico, señora Lidia, la encontró total y absolutamente deshidratada, a pesar de que ya le habían pasado una botella de suero, indicando que se le pasaran 2 botellas de suero más, al máximo posible y la derivó de urgencia a la UCI pediátrica, donde se le realizaron, nuevamente los exámenes de rutina incluyendo el examen toxicológico, el cual quedó guardado en el laboratorio.

El segundo día la niña reaccionó de forma normal pero presentaba una gran infección urinaria y todavía estaba obstruida, siendo trasladada nuevamente a la sala de lactantes B para terminar el tratamiento por la infección que presentaba, ya que este era endovenoso y no me la podía llevar.

Destaco que ese día, fue cuando lamentablemente, murió la menor Lilian Martínez, quien estaba en la cama de al lado de mi hija.

El día miércoles, la niña amaneció decaída y con fiebre nuevamente, y sin ganas de alimentarse, yo le sugería a la paramédico alimentar por vía oral a mi hija y ella me trajo una cucharita y leche, pero no la recibió, ya que estaba muy obstruida, la paramédico procedió a aspirarla para extraer las flemas y con eso la niña pudo descansar. Cuando había pasado aproximadamente una hora, volvió la paramédico y me dijo que como no había recibido alimento por vía oral, había que colocarle sondas, intentaron 7 veces introducir la misma sonda (la que salía con restos de sangre y simplemente la limpiaban con un paño), sin lograrlo. Debido a esto y ver que mi hija estaba sufriendo, crucé unas palabras con la paramédico, lo cual lo dejaron registrado, diciendo que yo la había tratado mal y no permitía el procedimiento; a continuación ella volvió con el equipo y aspiró nuevamente a mi hija, viendo que en el deposito de las flemas, la aspiración estaba arrojando flemas con sangre, pedí que viniese el doctor viendo que mi hija había quedado demasiado maltratada. El Doctor, luego de escuchar todo lo que le relaté en cuanto a lo ocurrido y a la forma de proceder de los funcionarios, solo se midió a decirme que la dejara descansar y que con el suero ella se iba a alimentar.

Hago notar, que la paramédico cuestionada, al otro día presentó una licencia (su nombre es Paola).

Al día siguiente me dirigí, con el padre de mi hija donde la doctora Aliaga (jefa de Pediatría), exigiéndole el alta bajo nuestra responsabilidad, la cual se negó rotundamente, basándose en que en ese momento el hospital estaba pasando por una situación complicada y que no quería tener más problemas ya que a mi hija se le podía complicar su estado de salud, con la infección urinaria que presentaba pudiendo afectar sus riñones y que el abogado del hospital les había manifestado que aunque los padres firmaran como responsables, ella ante la justicia seguía siendo responsable porque la profesional de la salud era ella y no nosotros y nos permitió extensión del horario de visita, lo que quiere decir que en ningún momento mi hija quedaría sola, ya que ella lloraba mucho y las paramédicos le pusieron como sobrenombre “chuky”. Para cumplir con este beneficio, yo me quedaba toda lo noche y la mañana con ella y la abuela paterna el resto del tiempo, para yo poder descansar (cuento con certificados del hospital que acreditan esto).

A las 00:45 horas del día 25 de abril, la paramédico Verónica, me sugirió bajar con el resto de las mamás de las salas a tomar café a la sala de acogida, quedando ella al cuidado de los cuatros niños, nos demoramos más o menos 35 minutos en volver; al regresar, las mamás de las demás salas, pudieron ingresar, menos nosotras tres, es decir yo y las otras mamás de la misma sala, nosotras pensamos que la demora de la entrada se debía a que minutos antes había fallecido un lactante de 26 días, esperamos más o menos 15 minutos y al ingresar la doctora Oriana Cornejo, las paramédicos y un carabinero me preguntaron que por qué yo tenía en mi cartera medicamentos (yo había dejado mi cartera en la sala), a lo que respondí que los medicamentos que portaba (ranitidina y clonazepan), eran por prescripción medica ya que sufro de ulcera y el otro remedio es un ansiolítico. Hice notar mi molestia al carabinero, por haber registrado mi cartera sin yo estar presente y sin tener una orden, luego me dirigí a mi cartera y me di cuenta que estaba revuelta y me faltaban $10.000 (diez mil pesos). Al hablar con el carabinero y la doctora, el carabinero me respondió que pusiera el reclamo en el O.I.R.S., lo cual hice y de lo que tengo una copia con el folio Nº021739, de la que aún no tengo ninguna respuesta. Al dirigirme a la doctora para pedir una explicación por el procedimiento, su respuesta textual fue “no me hinche las pelotas porque recién se me murió una guagua” y que me tenía que retirar del lugar por ser un peligro para mi hija, y que ella quedaría en custodia del hospital, a lo que el carabinero le manifestó a la doctora que no habían pruebas y que el solo podía tomar una constancia y que el fiscal sería quien debía dictaminar si la madre era un peligro para su hija o no. A pesar de lo que me dijo la doctora, yo no me moví de al lado de mi hija hasta las 08:00 de la mañana aproximadamente, al salir me dirigí a UCI pediátrica para entrevistarme con la jefa, doctora Katherine Peña, a quien le comenté lo ocurrido y me dijo que la esperara. Me atendió a las 16:00 horas, revisando la ficha de mi hija, me corroboró que el examen toxicológico que le tomaron cuando ingresó a la UCI, presentaba un medicamento en la sangre, el cual me lo escribió con su puño y letra, llamado “carbamazepina” y me sugirió que me fuera a descansar, que podía haber sido un error del laboratorio y que ella iba a ver que es lo que había pasado.

Los días que siguieron, la seguí cuidando, hasta el día 27 de abril en la mañana que esperé al doctor Arias, quien era el médico tratante de mi hija, el cual no me dio la cara y envió una auxiliar paramédico para que me acompañara donde la asistente social (señorita Cecilia Cruzat), quien me manifiesta que no me puedo acercar a mi hija, que no le haga más problemas a las paramédicos y que averigüe más en el juzgado de San Javier, ya que la tuición de mi hija queda en forma provisoria en manos de doña Carmen Gloria Cáceres Muñoz (abuela paterna) y que el hospital está resguardando la integridad física y psíquica de mi hija. Seguido a esto, fui a investigaciones de Talca, sin saber me encontré con que allí estaban mi hija, su padre y sus abuelos, allí me atendió don Luis Garrido, encargado de la Brigada de Homicidios, quien me trató muy mal (incluso de perra), quedando registrado en el libro de reclamos de la unidad y di cuenta vía telefónica, del móvil de la concejal Mª Yolanda López Balduzzi, a la Quinta, en Santiago.

Después de esto fui a la Corporación de Asistencia Judicial, para obtener asesoría al respecto y la respuesta que me dieron, fue que no podían ya que tenían un reglamento interno que me inhabilitaba para recurrir a la Corporación de Asistencia Judicial y que solicitarían la designación del abogado de turno, para el día de la audiencia.

Dicha audiencia se efectuó con fecha 12 de mayo y me tuve que presentar sola, ya que la abogada que me designaron se encuentra de vacaciones en Europa, en cambio la contraparte, iba acompañada de un abogado de la O.P.D. quien solicitó enfáticamente que se me negara hasta el régimen comunicacional, luego que yo llevaba 18 días sin ver ni saber de mi hija. El Juez decretó que tenía régimen comunicacional una vez a la semana, los días sábado de 15:00 a 17:00 horas, bajo vigilancia de la abuela y del padre.

Comento que en ningún momento me he despreocupado de mi hija ya que aunque no la puedo ver en la semana, estoy constantemente enviando ropa, pañales, artículos de aseo y juguetes.

En dichas visitas he sido víctima de maltrato verbal por parte de la abuela paterna, llegando al punto un día de negarme la entrada porque iba acompañada de mi hija de tres años de edad que quería ver a su hermanita, y a quien ese día no tenía con quién dejar (el llevar a mi hija de tres años lo consulté con la asistente social de la O.P.D. y ella me dijo que sí podía hacerlo, ya que no presentaba ningún peligro, si no felicidad para su hermana), luego de muchos insultos por parte de esta señora, el padre de mi hija decidió que nos dejaba entrar solo por esa vez.

El día 13 de junio, el abuelo paterno Juan de Dios Valdés Valenzuela, no me dejó visitarla porque según él, yo tenía la influenza humana AH1N1, concurrí a urgencia y allí me diagnosticaron Virosis respiratoria la cual no contraindica visita, ya que se desprende de una alergia (esto consta en un certificado del hospital de San Javier). Debido a esto fui a carabineros y dejé una constancia que no asistiría para no contagiar a mi hija.

Aparte de esto, comento que mi madre Maria Teresa Encina asistió los primeros días de junio a la Corporación de asistencia Judicial, para solicitar un régimen de visitas con mi hija, en la oportunidad le solicitaron varios documentos, entre ellos certificados que acreditaran el parentesco y le dijeron que volviera en unos días para hacer las gestiones. Al volver le dijeron que los documentos se habían ido a Linares y que tenía que seguir esperando, pasaron unos días más y volvió para saber la resolución y le informaron que no tenía derecho a visitar a su nieta.

Expuesto esto, quiero hacer notar que mi hija está bajo el cuidado provisorio de su abuela paterna según consta en la causa cuyo RIT es Nº 391-2009. Además el padre de mi hija don Juan Pablo Valdés Cáceres, RUT. 14.600.276-5, vive en el mismo domicilio que su madre y que con fecha 14 de marzo del año 2008, se dictó una resolución correspondiente al RIT Nº173-2008 que en su parte reza lo siguiente en Visto: “… de conformidad a lo dispuesto en el artículo 67 inciso Nª1 de la Ley de Tribunales de Familia, ha lugar al recurso de reposición deducido y en consecuencia se decreta la suspensión del régimen comunicacional otorgado en beneficio de don Juan Pablo Cáceres con su hija Antonia Paz, hasta la realización de la audiencia especial…”.

Esta resolución fue dada a lugar basado en lo que indica el artículo 16 de la Ley sobre Tribunales de Familia, que se debe velar por el íntegro goce de los derechos de los menores y en lo que dice el documento de recurso de reposición presentado en la causa: “… las conductas desplegadas por don Juan Pablo Valdés Cáceres, constitutivas de delitos, transforman en un peligro creado e inminente para el normal desarrollo de la vida de la menor Antonia Paz Valdés, puesto que la conducta irracional e ilógica desplegada por su progenitor permite presumir la real existencia de peligro para la integridad física y psíquica de esta.” Además dice “… Y ante su falta de declaración se está exponiendo a la menor a un riesgo innecesario e inminente que viola sus derechos inalienables consagrados en nuestra carta fundamental y en tratados internacionales vigentes y aplicables en nuestro país, lo cual se traduce en la total vulneración del principio fundamental del derecho de la familia, el cual corresponde a velar por el interés superior del niño manifestado en la especie en la integridad física y psíquica de esta.”

Dicha Audiencia se efectuó con fecha 24 de marzo a las 09:00 horas a la que no se presentó ni el padre ni lo abuelos, quienes también estaban notificados, por lo que el Juzgado reafirmó su dictamen anterior.

Bueno después de todo este tiempo luchando cada día por recuperar a mi hija han pasado muchas cosas entre esas irregularidades como por ejemplo que la Jueza que realizó una audiencia era ex compañera de trabajo de la otra parte durante 17 años, además le llevó una causa pero no se pudo inhabilitar el porque aún no lo se y así han pasado 1 año y 8 meses que mi hija no está a mi lado y 4 meses que los abuelos paternos no me permiten visitarla; he golpeado todas las puertas y no encuentro explicación lógica.

Desde el día 22 de noviembre hasta el 25 estuve en juicio oral y me dictaron sentencia; me encuentran culpable dos de los jueces de la sala por presunción y uno de ellos me absolvió; me dictarán la condena el 30 de noviembre a las 15:45 horas y SOY INOCENTE.

Sin más que agregar y esperando tenga a bien recoger mi solicitud de ayuda, ya que veo en ustedes la única posibilidad de recuperar a mi hija, me despido y los saludo muy atentamente.

CAROLINA CORNEJO ENCINA

San Javier, 25 de noviembre 2010


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