Escondido tras el follaje de la selva húmeda del sur de Asia, investigadores han revelado algo que podría ser el descubrimiento arqueológico más importante de los últimos años. Al parecer, hace unos 1.000, la región que rodea al gran complejo religioso de Angkor Wat, en Camboya, alguna vez fue el escenario de una vasta red de ciudades que podría ser tan grande como la capital actual de este país.
La revelación viene a culminar una investigación inicial que se terminó el año 2012. En ese trabajo se mostró que la selva que rodea a Angkor Wat guarda evidencias de que este complejo religioso, que ya era considerado el más grande del mundo, era aún más vasto de lo que hasta ahora podíamos ver.
Los investigadores ya anunciaron sus hallazgos en un completo estudio que publicaron en Journal of Archaeological Science. En él revelan que, para su asombro, el sistema de caminos y ciudades era aún más extenso que lo que nadie se esperaba. Con una antigüedad de entre 900 y 1400 años, algunas de las ciudades son tan extensas que incluso pueden competir en tamaño con Phnom Penh, la capital de Camboya.
Este es el estudio arqueológico aéreo más grande que jamás se haya realizado. En un área de 1.901 kilómetros cuadrados, los científicos proyectaron rayos láser hacia el suelo, que luego fueron reflejados de vuelta a través de una técnica conocida como LiDAR (light detection and ranging/cobertura y detección con luz). Esta tecnología fue desarrollada originalmente por militares para identificar la ubicación de los submarinos por debajo de las olas y mostró ser útil también para detectar las señales de estas antiguas ciudades por debajo de la densa selva, desed el aire.
Los arqueólogos encontraron que en el lugar había un extenso sistema de canales de agua y caminos que conectaban a muchas ciudades a través del área y que esta tecnología ya existía en la región, siglos antes de lo que se pensaba. El nuevo descubrimiento cambiará todo lo que se sabe del imperio Jemer; cómo se desarrolló, floreció y finalmente decayó.
Con una metrópolis tan grande y pujante, tan inmersa en el fondo de la selva, ¿qué pudo haber provocado que cayera y fuera tragada por la vegetación que la rodeaba? Los arqueólogos dicen que, al parecer, el propio sello distintivo del imperio Jemer, ese enorme e ingenioso sistema hidráulico, pudo haber sido su ruina. La civilización es conocida por sus grandes canales y embalses, que permitían a sus habitantes manejar las lluvias estacionales y que les proveían de suficiente alimento y bienestar para sostener a sus grandes comunidades.
Pero parece que en el auge de Jemer, un cambio en el clima lo volvió más errático, alternando dramáticamente entre períodos secos y húmedos, lo que pudo haber dado origen a una serie de deterioros de los que la cultura Jemer nunca se pudo recuperar.
Por IFLScience
Traducción, CCV El Ciudadano