El domingo en la mañana nos amanecimos con la noticia que en Orlando -Estados Unidos- un hombre asesinó a 50 personas y dejó con heridas de gravedad a por lo menos otras 53 en el Club Pulse durante la madrugada. Club que preferentemente tenía una clientela homosexual y al parecer era muy conocido en la ciudad.
Durante la transmisión continua en televisión distintas teorías surgían sobre la escueta información que se tenía del hecho y que cada vez lograba interpelar a quienes se iban informando por estos medios de comunicación y que a mi modo ver contaban la noticia de manera irresponsable. A medida que seguía las noticias empezaba a ver las opiniones de los “Expertos de las redes sociales” quienes para poder tener el éxito de la primera publicación opinaban con un sensacionalismo carente de análisis y con la misma irresponsabilidad que los medios de prensa, cayendo rápidamente en calificar el hecho como un ataque terrorista valorando solamente el número de personas asesinadas, pasando de soslayo si es que había alguna señal de un mensaje político o siendo más conspirativo si el hecho daba para enfrentar en un debate a los candidatos a la presidencia. No, para ellos la muerte en masa ya significa terrorismo y por lo mismo hay buscar todos los medios posibles para armarse hasta los dientes y protegerse del apocalipsis que viene a sucumbir la seguridad nacional.
Por otro lado estaba la opinión generalizada y apresurada de aquellos que catalogaban el hecho como un ataque homofóbico producto de una persona a la que sus padres – según nos enteraríamos después – habían manifestado su homofobia, dándole un aparente triunfo a quienes iban por esta segunda teoría y ya dando por hecho que con esa simple declaración era posible condenarlo por el asesinato de estas personas basado en una profunda homofobia.
Ahora, hay que dejar ciertos puntos resueltos sobre todo esto y es que la investigación que está siguiendo el FBI aún no está lo suficientemente avanzada como para concluir ninguna de las teorías que se está planteando al respecto, ni siquiera se ha podido confirmar que este ataque se debe a la creencia Yihadista que seguía el asesino, independiente del reconocimiento de ISIS es necesario en estos casos tener la certeza absoluta de la autoría del hecho en cuestión y solo el resultado de la investigación podrá dilucidar la verdad.
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Culpas van y vienen sobre el hecho ocurrido y diversas disputas políticas han surgido sobre el porte de armamento consagrado en la segunda enmienda de la constitución de Estados Unidos. Pero, ¿es realmente ese el problema? Si bien, el porte de armamento produce más inseguridad de la que genera para la autodefensa de las personas, el tratar el problema como que la única solución es solamente quitarle el derecho a los civiles del porte de armamento supone que la única limitación que existe entre una persona y el asesinato es el acceso al armamento que le permite lograr su cometido y bajo ese supuesto estamos desconociendo un problema aún mayor, que es el cómo estamos construyendo una sociedad violenta por esencia donde reina una sensación de inseguridad “maqueteada” por los medios de comunicación, generándose un mercado en base el estado de inseguridad, al odio y la discriminación sobre nosotros mismos, lo que ha llevado a plantear soluciones que solo reproducen el mismo odio que hemos visto en el último tiempo y no solo en Estados Unidos, sino que en Chile también se están planteando “soluciones” basadas en la discriminación a las personas, al odio que nos tenemos por ser distintos y finalmente que el medio para acabar con el problema es la de un estado represivo a través de las fuerzas policiales, como se esta planteando la agenda corta anti-delincuencia.
Lamentablemente los medios de prensa aportan todos los días mostrándonos asesinatos, robos a mano armada y portonazos contribuyendo a la sensación de inseguridad y obcecando a la gente, llevando a ciertos sectores políticos a plantear cada vez medidas más radicales sobre el aumento a la seguridad propias de partido republicano amante de los clubes de tiro y alejando de la coyuntura las propuestas de seguridad pública como la reinserción social, la construcción de una sociedad donde reine el respeto y donde la inclusión prime por sobre el ego de las personas.