La forma en que están organizadas las letras A, T, G y C en la doble hélice del ADN, determina cómo se producen las proteínas en un cuerpo de organismos multicelulares como el nuestro. Ahora, un grupo de físicos ha confirmado que hay una segunda capa de información, y que además del contenido genético, también estamos determinados por las propiedades mecánicas del ADN. Este hallazgo fue publicado esta semana en la revista científica especializada, PLOS ONE.
Estas cuatro letras de la secuencia del ADN están en todas nuestras células, en todos los órganos de nuestro cuerpo. Desde la década de los 80 los investigadores han estado proponiendo que sobre del código genético existe una segunda capa de información: filas mecánicas que determinan cómo se pliega esta información. Las moléculas de ADN son muchas y mucho más largas que las células que las contienen. En cada una de nuestras células hay 2 metros de moléculas de ADN apretadamente envueltas y compactas, llamadas nucleosomas. La forma en que se dobla y pliega el material genético determina cómo se leen estas letras y qué proteínas se producen posteriormente. Así, sólo las partes relevantes son descifradas en nuestros diferentes órganos.
De acuerdo a esta teoría, este doblez es determinado por información mecánica escrita dentro de las moléculas de ADN. Para investigar esta segunda capa de información, un equipo liderado por Helmut Schiessel, de la Universidad de Leiden, creó simulaciones computacionales de hebras de ADN doblándose, con filas mecánicas que fueron asignadas al azar. Como señalaron los investigadores en un comunicado, estas filas mecánicas determinaron cómo la molécula de ADN se pliega para formar nucleosomas. Schiessel y sus colegas encontraron correlaciones entre la mecánica y la estructura de pliegues en el genoma de dos tipos de levadura; Saccharomyces cerevisiae (levadura de cerveza) y Schizosacharomyces pombe.
Dos capas de información también significan que las mutaciones genéticas podrían tener dos efectos: la secuencia de letras que se codifica para una proteína específica es susceptible de cambiar, o la forma en que el ADN se pliega es susceptible de cambiar. El último podría alterar la forma en que el ADN se abulta, como también su accesibilidad, lo que cambiaría con qué frecuencia se producen las proteínas específicas.
Por IFLScience
Traducción CCV El Ciudadano