Durante esta jornada se están llevando a cabo las votaciones donde los británicos deciden si mantenerse o no en la Unión Europea, decisión que tendrá consecuencias tanto a nivel político, por el efecto dominó que puede provocar, y a nivel económico, tanto para el Reino Unido y el resto de Europa.
Los grupos a favor del Brexit, sostienen que directivas de la Unión obstaculizan la economía y limitan la soberanía británica. Al mismo tiempo, ven en la salida de Europa una «solución» para el ingreso de inmigrantes al Reino Unido. Otro argumento tiene que ver con la restricción de la migración, ya que los partidarios del ‘Brexit’ ven a los inmigrantes como una amenaza para el mercado laboral y una carga social.
De hecho, los líderes de la campaña a favor de que el Reino Unido abandone la Unión Europea ya han anunciado que endurecerían las condiciones para que los europeos se instalen en el país si ganan el referéndum.
Para los euroescépticos, la UE es una fuente de gastos innecesarios, en la que el Reino Unido invierte unos 14.400 millones de dólares al año, alrededor del 0,5% de su PIB.
Mientras que los argumentos que esgrimen quienes se encuentran contra el Brexit, se enmarcan en las consecuencias económicas y comercial que tendría para el Reino Unido, considerando que la mitad de sus exportaciones se distribuyen en la Unión Europa.
Una de las posibles consecuencias del ‘Brexit’ sería el colapso de la libra esterlina, que desde mediados del 2015, ya ha caído desde los 1,6 dólares a 1,4 dólares. De acuerdo con el pronóstico de HSBC, en caso de que el país salga de la Unión Europea la moneda británica podría caer un 20%.
El ‘Brexit’ también puede representar una amenaza para Londres como centro financiero mundial, según advierten los expertos. La London School of Economics estima que la salida de la UE puede costarle al Reino Unido entre el 2,2% y el 9,5% del PIB, mientras que el Ministerio de Finanzas predice una caída del PIB en un 6,2%. Por el contrario, quienes se oponen a la UE argumentan que el daño a la economía será menos grave.
En cuanto a otras posibles consecuencias más allá de la economía, el historiador y escritor británico Antony Beevor asevera que la salida del Reino Unido de la UE «bien podría convertirse en el peor ejemplo en la historia de tirar piedras contra nuestro propio tejado».
En su opinión, aunque la UE «no ha cumplido con su objetivo de una unión cada vez más estrecha» y tiene sus defectos, lo cierto es que «si el Reino Unido sale, y por lo tanto provoca o acelera su desintegración, vamos a ganar al instante el estatus de la nación más odiada, no solo en Europa sino mucho más allá».
Mientras el Primer Minisro David Cameron a señalado que «pongan el empleo por delante, la economía por delante. No queremos quitarles las oportunidades, sacarlos del mundo; queremos darles las mejores oportunidades. Por eso deberíamos votar por la permanencia».