Un recorrido clandestino a través de los cines porno de México

Históricamente se comprobó que el trabajo más antiguo es la prostitución

Un recorrido clandestino a través de los cines porno de México

Autor: Priscilla Villavicencio

Históricamente se comprobó que el trabajo más antiguo es la prostitución. Sí, antes de trabajar en encontrar la cura a enfermedades, entender el significado de la vida o las leyes del universo, tanto hombres como mujeres se ganaban la vida con su cuerpo. Sin hacer alarde, se pone sobre la mesa la necesidad que tiene el humano por el sexo. Es así que a través de los años se fueron creando diversas actividades para complacer estos juguetones deseos. Si aún no crees la trascendencia de la sexualidad, sólo basta conocer los ingresos anuales de la industria pornográfica para quedarte con la boca abierta.

Según la revista Forbes, la pornografía en el mundo recauda 60 mil millones de dólares al año. Esta cifra casi alcanza a los ingresos anuales de compañía la Microsoft  que suma un total de 70 mil millones de dólares anualmente. Se podría decir que hay más gente que paga por ver una película porno, que por una simple interacción con una computadora. Este dato es obvio, porque la tecnología podrá haber avanzado en pasos agigantados, pero no ha podido recrear el goce que provoca un acto sexual. La persona que invente una forma fiel y sencilla de tener algún tipo de relación sexual virtual, se convertirá en la persona más poderosa de la historia.

Cines porno industria

Para terminar de asombrar a los lectores de la fuerza del porno, la misma encuesta reveló que al mes 800 millones de personas visitan los sitios de YouPorn, Pornhub y demás portales que muestran libremente este tipo de contenido. Y por cierto, en 2006 se realizó en Japón la orgía más grande de la historia, al evento asistieron 250 hombres y 250 mujeres. Puedes ver el resultado dentro de alguno de los sitios que antes se mencionaron con la búsqueda: “Sexo para 500 personas”.

Así de importante es el sexo para el mundo y aunque ahora sólo se disfrute mediante Internet, en décadas pasadas el acto voyerista era más natural y vívido, pues las películas pornográficas, las de gran calidad, sólo eran proyectadas en salas especializadas. Por supuesto la Ciudad de México tuvo los mejores cines pornográficos de todo Latinoamérica. A continuación los conocerás para que visites los que aún prestan sus humildes servicios.

 

Cine Savoy

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A unos pasos de Eje Central, justo sobre la calle 16 de septiembre en el Centro Histórico, se ubica uno de los cines porno más antiguos de la ciudad. Cuenta con salas divididas para heterosexuales y homosexuales que proyectan las más sucias películas durante 11 horas continúas.Cine Savoy abrió sus puertas en 1943 como un recinto normal, fue en la década de los 70 cuando se transformó a lo que hoy es.

Cinema Río

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Si quieres emociones realmente fuertes, este cine hará que se te estremezca el cuerpo pues las relaciones sexuales están permitidas dentro de sus muros. Cuenta con dos salas, una para mujeres y otra para todo tipo de parejas. Como dato, durante el gobierno de López Portillo fue el único que lugar que continuaba proyectando porno a pesar de su censura.

Cine Nacional

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También dentro la Colonia Centro, en la calle Fray Servando con número 290, se encuentra otro tradicional cine pornográfico. La gente lo ubica por el gran alebrije con una corona de cinco cráneos que custodia la entrada principal y porque todo el lugar está tapizado con imágenes de mujeres desnudas.

Cine Venus

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En medio de la jungla del Centro Histórico, escondido entre los locales que venden comida, vestidos para quinceañeras  y otros accesorios, se encuentra el Cine Venus.  Su estilo clásico aún se conserva cuando se descubre que sus asistentes, en su mayoría, son hombres de entre 40 y 70 años. Está ubicado en República de Chile #34 de la Colonia Centro.

Cine Ciudadela

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Haciendo tributo a un santuario de la pornografía, cierra la lista de pecados el Cine Ciudadela. Era tan popular que llenaba sus 500 butacas con proyecciones de extrema extravagancia pornográfica. Gustaba de las producciones extranjeras. Aún se puede sentir su aire sagrado si pasa frente a la Plaza Ciudadela por Avenida Balderas.

Estos lugares decayeron con la llegada de Internet y su libre distribución de materiales pornográficos, pero algunos aún siguen funcionando.

Vía cultura colectiva

 


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