Nos vamos poniendo viejos…

No lo vi venir y asumo toda culpa… Aun sin recordar bien mis primeros pasos, sé que desde entonces no había retroceso o amague posible

Nos vamos poniendo viejos…

Autor: paulwalder

christian Palma BobadillaNo lo vi venir y asumo toda culpa… Aun sin recordar bien mis primeros pasos, sé que desde entonces no había retroceso o amague posible.

Predestinado a transformar en oro migajas de una insoportable vida al servicio ajeno, lo que se fragua en el viento, imagen que no existe, riqueza inerte de quien, como buena parte de la población, debe pesito a peso justificar sus años de ociosidad morosa.

Claro, en ese tiempo no sabía exactamente hacia donde iban a parar esos descuentos y en realidad ni me inquietaba saberlo, en cambio, ahora que tampoco lo sé mis apesadumbrados hombros se marchitan y es como si me mortificaran los años que aún no llegan… Sin embargo, todavía es temprano y puedo titubear ¿qué le debo a los años?

En una sociedad de ensueño el mercado es benevolente con sujetos que sin darnos cuenta porqué o peor aún, con una robustez impotente, nos vemos forzados a hipotecar el alma y hasta nuestros pulmones, su agitación y aliento por una causa superior.

Y aunque no entiendo bien eso de los fondos ni la razón de toda esta pantomima, sospecho no haber leído alguna minúscula palabra de esas que están adosadas a lo principal. Y ¿qué es eso? Mi estrechez de criterio me hace pedir lo que no debo, explicaciones ¿para qué? Que mi bolsillo aguante con un hijo en casa y otro en proceso.

Señores políticos, empresarios y organismos administradores, disculpen mi avaricia y ¡que Dios salve a la reina patria! que no resienta la empleabilidad unos menesterosos pesos para incrementar un salario parco con el que apenas si alcanzo a terminar medio endeudado a mitad de mes. Mil gracias Ministro Valdés, es usted un prosélito de la estabilidad financiera del país… necesario, ¿qué digo?, indispensable para nosotros los simples mortales incapaces de ver los efectos de la variación del dólar en el precio del cobre.

Pero ustedes tranquilos que la gente como yo puede en suma soportar todavía más, porque aunque grande la fragilidad hay en todos los de mi tipo una fuerte voluntad de sobrevivencia instintiva. Gracias por pensar en mi patria y en la libertad piadosa que ésta nos asegura… y ruego me disculpe por no haber concurrido este domingo de descanso familiar a votar, prometo participar en noviembre mientras la salud y los años me acompañen.


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