El papa emérito Benedicto XVI ha revelado en sus memorias, a las que ha tenido acceso el diario Corriere della Sera, que no recibió ningún tipo de presión para que presentara su renuncia, algo que antes de él ningún otro Obispo de Roma y cabeza de la Iglesia había hecho en los seis siglos anteriores. No obstante, sí reconoce que había un lobby gay que intentaba influir y tener poder en el Vaticano. El libro, Las Últimas Conversaciones, es el primero que escribe un papa haciendo balance de su pontificado y se publicará el 9 de septiembre.
El lobby gay, integrado por cuatro o cinco personas, trató de ejercer su influencia pero, Benedicto de XVI, trató de romper este grupo de poder. Benedicto no tuvo un papado fácil. Sufrió por parte de su mayordomo la filtración de documentos personales. Según al prensa italiana, fueron prelados que querían forzarle a dejar el puesto. En el libro Benedicto vuelve a negar los rumores de que hubo chantaje para que dejara el puesto a quien luego fue elegido su sucesor, el papa Francisco.