Los tristes y devastadores últimos días de Arturo, conocido como el «oso polar triste del mundo» han sido revelados.
El oso polar fue obligado a vivir en un recinto argentino de elevadas temperaturas durante años, pero murió durante el fin de semana murió a sus 31.
El domingo pasado finalmente le dijo adiós a su vida de cautiverio y soledad «debido a un desequilibrio de la circulación sanguínea», que causó una disminución general en el oso que ya estaba débil debido a la vejez, dijo el zoológico en un comunicado.
Los funcionarios de la polémica instalación donde tenían al oso polar confirmó la noticia junto con los activistas de animales que han quedado devastados por su muerte.
En una de las últimas fotografías de Arturo, tomadas el 17 de junio, el oso se puede ver yaciendo derrumbado en una esquina del recinto.
Se entiende que se mantuvo en unas condiciones que suelen alcanzar más de 30 grados, pese a que su hábitat natural es el frío del Ártico.
Arturo es sólo uno de los más de 60 animales que han muerto en los últimos meses en el zoológico de la ciudad occidental de Mendoza.
Otros animales fueron derribados por infecciones atribuidas a las malas condiciones en el zoológico, pero la muerte de Arturo fue vinculada a la vejez.
A pesar que los ecologistas lucharon para que el oso fuera transferido a un clima más frío en Canadá, pero el animal se vio obligado a vivir sufriendo sus últimos días en un envolvente y caluroso hormigón en Argentina.
El oso polar llegó a la Argentina hace unos 23 años procedente de los Estados Unidos.
Fue bautizado «el oso polar más triste del mundo» después de perder a su compañero, el Pelusa, en el 2012.
Las personas que visitan el zoológico a menudo veían Arturo caminar alrededor de su «guarida» de concreto y de intentar refrescarse en un piscina de sólo 51 centímetros de profundidad.
La organización de activistas de los derechos animales PETA tuiteó su tristeza por la muerte del oso polar.