La fotografía de Sarah Bahbah es la sinceridad en su más grande presentación, si su imagen se escucha y se siente en compañía de la música que creó Ta-Ku, qué mejor. La transversalidad de sonidos y colores posibilita contar no una, sino varias versiones de aquello que nos derrumbó pero también nos dio la alternativa de sanar
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¿Recuerdas ese instante en que perdiste la brújula por alguien? Cuando parecía que tenías todo el terreno ganado y de repente, de un día al otro, el rumbo fue borrado. Ese momento exacto cuando los caminos perdieron sus señalamientos, el preciso minuto en que el rastro de los recorridos fue removido y el segundo tormentoso en que las huellas desaparecieron para no permitirte volver a casa; porque, de hecho, aquello que ya reconocías como hogar, fue incendiado sin previo aviso. Como aquel día en que, teniendo todavía a la infancia entre tus brazos, perdiste tu juguete favorito; igual a esa mañana adolescente en que descubriste que tus padres no iban a estar allí por siempre para defenderte, ahora sabes lo que se siente tener el corazón roto y aceptar que esas fracturas nunca podrán sanar.
“El corazón, a veces duro, a veces blando, y en otras híbridamente vulnerable, requiere elementos consistentes”.
¿Guardas en tu memoria esa semana cuando te dejaron de amar?
Por supuesto que sí; todos guardamos esa sensación, ese dolor fantasma que si pudiéramos ver, tomaría la forma de una vasija destrozada que en repetidas ocasiones intentamos resanar con resinas, pastas, metales y pegamentos baratos, cualquiera que haya sido la herramienta, ese recipiente (medianamente vacío) todavía presenta algunos huecos y orillas despostilladas que le impiden guardar sustancias finas o delicadas. Ese molde apenas restaurado que nos hace evidente que la pasión juvenil y líquida no se podrá mantener por mucho tiempo en él, que la ilusión arenosa de un “por siempre juntos” se escapará sin remedio, es lo que hoy llamas sentimiento. Acéptalo.
Es claro que no todo está perdido; sin embargo, ese depositario de pulcra y astillada porcelana ya no puede aceptar en su interior algo que no sea verdaderamente grande, sólido y resistente a la gravedad. El corazón, a veces duro, a veces blando, y en otras híbridamente vulnerable, requiere elementos consistentes que se le alejen de la extrema maleabilidad.
La fotógrafa Sarah Bahbah ha tenido una absoluta y exquisita conciencia estética de todo esto, quien realizó una crónica visual del rompimiento, de los quiebres dolorosos al interior de una pareja que ha visto a la destrucción acercarse. A petición de su amigo Ta-Ku, músico y artista experimental de fijaciones electrónicas, Babah realizó una toma fotográfica para darle identidad plástica a cada una de las canciones en el EP “Song to Break Up To”, del mencionado colaborador. El resultado fue una lista de imágenes multidireccionales que pueden narrar una historia en concreto o que se adecuan en su individualidad a un episodio determinado de nuestra historia personal, fragmentando y armando ese rompecabezas de sollozos, traumas y demonios del pasado.
“¿Guardas en tu memoria esa semana cuando te dejaron de amar? Por supuesto que sí; todos guardamos esa sensación”.
En un sentido inamovible, esas capturas obedecen a la letra y sentimiento de cada canción en el proyecto sonoro de Ta-Ku, pero también generan, en una dirección mucho más libre, la libertad de relato e identificación de lo vivido. Así, cada cuadro se liga al todo y a lo uno, a lo general y a lo particular en un proceso de ruptura.
Todos podemos saber que se está rompiendo algo, pero adoramos engañarnos y aparentar que nada ha cambiado.
¿Acaso hay algo más por hacer? Es difícil alejarse, entonces más vale ser miserables en compañía que serlo en solitario.
Esos días de dolor en que incluso respirar lastima, pero no hacemos nada por salir adelante.
Generalmente las reflexiones no sirven de nada; no se puede sanar con el simple pensamiento.
Porque las recuperaciones tienen declives y retornos, la sanación absoluta no existe.
Sin embargo, quedan los recuerdos y las añoranzas.
¿De verdad perdiste el tiempo o es que no lo supiste aprovechar? Llega el fin, pero eso no significa una pérdida. Hasta eso hay que saber reconocer y disfrutar.
Porque nada es eterno. Ni lo que amas ni lo que te hiere.