Anastasia Mélnichenko es una periodista ucraniana que el 5 de julio pasado, lanzó un especial flashmob, cuyo objetivo fue el contar su experiencia en primera persona como víctima de abuso sexual. Para esto, llamó a otras mujeres a través de las redes sociales, usando el hashtag «No tengo miedo a hablar», o #яНеБоюсьСказати y #яНеБоюсьСказать en ruso.
La reportera quería crear un espacio en la sociedad para hablar de los delitos sexuales que ocurren día a día, y demostrar a la gente que es importante alzar la voz sobre esto, creando consciencia del tema.
Ante esto, centenares de mujeres de Ucrania y Rusia, además de hombres, comenzaron a compartir sus crudos testimonios. Así, se publicaron historias fuertes sobre lo que debieron hacer para sobrevivir a la violencia sexual y cómo pudieron salir de esta situación.
«Tenía 16 años, un viaje de trabajo. Un colega borracho trata de irrumpir en mi habitación. A la mañana siguiente todo el grupo discute si consiguió acostarse conmigo y yo me siento avergonzada en vez de él«.
Las historias, de todo tipo, son todas un ejemplo que la violencia no ocurre sólo en situaciones «de peligro», sino también en ambientes domésticos o laborales que debieran ser seguros y con respeto, pero esto se vulnera.