A días de que la Conama declarara admisible el Estudio de Impacto Ambiental presentado por HidroAysén propietarios de predios ubicados a orillas del río Baker manifestaron que el plazo de sesenta días hábiles para evaluar el Estudio de Impacto Ambiental (EIA) es insuficiente si se considera que este tiene más de diez mil quinientas páginas.
Las opiniones surgieron en reunión hace una semana en la sede de la junta vecinal Última Esperanza, ubicada a orillas del río Ñadis y muy cerca de la confluencia con el río Baker, ocasión en que se dieron cita los socios y vecinos del sector, más la Agrupación Defensores del Espíritu de la Patagonia, organización, que informó sobre las distintas obras que planean Endesa y Colbún, y los impactos que podría causar el eventual desarrollo del proyecto.
Los pobladores viven en un área que, según la empresa, quedaría bajo agua de concretarse la construcción de la central Baker 2, que se levantaría en el sector denominado El Saltón, ubicado a unos 60 kilómetros al sur de la comuna de Cochrane y que afectaría a una decena de familias.
La envergadura del proyecto hidroeléctrico que consta de la construcción de cinco mega centrales en los ríos Baker y Pascua, sumado a lo que se considera insuficiente plazo para entregar observaciones y al gran volumen del estudio, mantienen preocupados a los habitantes del Baker, quienes señalan que lo ideal es obtener una prórroga para entregar sus consideraciones sobre el EIA.
Así lo indicó René Muñoz, quien vive en la confluencia de los ríos Baker y Ventisqueros, unos diez kilómetros aguas abajo de El Saltón, lugar en que HidroAysén proyecta construir la presa de la central Baker 2. «Si ellos han estado tres años haciendo un estudio y van a presentar un proyecto para revisarlo y leerlo en dos o tres meses no me parece, no creo que sea correcto. Por lo menos debieran dar seis meses para poder estudiarlo, no sé quién podrá hacerlo, porque para leerlo no habría que hacer nada más. En ese plazo creo que no lo va a leer nadie».
Similar inquietud es la que tiene Andrés Millar Quinto, habitante del río Ñadis e hijo de una propietaria amenazada por el proyecto, quien explica que es imposible conocer en profundidad el contenido de un estudio que tiene más de diez mil quinientas páginas contenidas en unos cuarenta archivadores que reúnen los distintos componentes del proyecto. «Y hay que revisar y hojear hoja por hoja porque esto es un proyecto muy grande y lo que se entiende es muy poco porque está escrito en relación a otras palabras y otros términos» puntualizó el poblador.
Por su parte Elisabeth Schindele, propietaria y habitante de la misma zona, indicó que hace una semana la Conama hizo llegar a la unidad vecinal una copia del estudio. «Es tal la cantidad de temas que uno no puede leer tan rápidamente y somos ocho familias. Cada uno tendría que leer por lo menos la parte que más le interese y cómo nos vamos a organizar para difundir toda esa información, va a ser difícil hacerlo tan rápido».
A eso hay que agregar que existen varios problemas que hacen imposible una buena coordinación para que todos los vecinos puedan acceder al EIA de HidroAysén y hacer llegar sus observaciones antes de que venza el plazo el próximo 24 de noviembre.
«Hay gente que no sabe escribir y hay que encontrar alguien que los ayude a formular sus inquietudes y eso demora tiempo, más ahora en este tiempo de invierno en que los caminos están malos y por las labores del campo no es fácil buscar ayuda en Cochrane para aclarar sus inquietudes» explicó Elisabeth Schindele.