Parece una historia inventada, pero es real: el protagonista es Kristopher Jones, un joven albañil que vive en Liverpool, y tras un grave accidente cayó en un profundo coma que tenía su vida pendiendo de un hilo.
Kristopher estaba en su trabajo cuando algo extraño sucedió. «Estaba haciendo un trabajo con dos amigos y caí al sueño. Giraba, apretaba mi estómago y gritaba. Recuerdo haber escuchado cómo se cerraban las puertas de la ambulancia, pero eso es todo», relató. Y el diagnóstico era grave: su intestino se dio vuelta, por lo que debió ser llevado a urgencias en el hospital Arrowe Park.
Todo esto ocurrió en el pasado mes de abril. Su órgano estaba gravemente dañado, sumado al síndrome de colon irritable que había sufrido durante años, por lo que se produjo una septicemia. Debieron realizarle tres operaciones diferentes, para luego inducir el coma, en espera de una mejor (pero lenta) recuperación.
Charlotte Pilling, su novia de apenas 21 años, lo acompañó día y noche durante este estado de inconsciencia. A pesar de los pronósticos, y de que los médicos advirtieron que esperara lo peor, ella no perdía la esperanza de que su amor despertara.
Según la chica, «Pensé que lo perdería. Todo lo que recuerdo de ese día es haberme sentado junto a su cama en el hospital y haber llorado y suplicado para que no se fuera, para que no me dejara».
Fue para la segunda operación en que los especialistas dijeron a los familiares que había un gran riesgo en la cirugía. Y mientras, Charlotte juntaba la fuerza interior que no tenía para pensar que todo saldría bien. Cada hora los médicos debían estar monitoreando, pues cada minuto podría traer un cambio a la vida del joven.
Mientras estaba en el coma, Charlotte lo acompañó siempre. El estómago de Kristopher tomó vida propia y se hinchó enormemente. Además, bajó 25 kilos por el reposo y la falta de alimentación. A los tres meses, los doctores decidieron despertarlo, al ya encontrarse más estable.
El joven volvió a la realidad sin graves secuelas. Cuando supo de que novia había estado día y noche junto a él, supo que no había duda, e hizo la gran pregunta: ‘¿Quieres casarte conmigo?’.
Charlotte, conmocionada, de inmediato respondió que sí.
«Cuando escuché que Charlotte estuvo aquí conmigo cada día y que estuvo llorando, diciendo que no me fuera, simplemente supe que me tenía que casar con ella. Ella siempre ha sido mi soporte, pero el hecho de haya pasado por todo ese dolor por mi, es definitivamente una razón para quedarme con ella por siempre«.
Por su parte, la novia tampoco tenía dudas: sabía que no podía vivir sin él, y que si sobrepasaron este obstáculo, podrán vencer todo lo que venga.
Ambos llevan tres años juntos en su relación, y con esta historia increíble bajo el brazo, que terminó aún mejor de lo que ambos podían imaginar: Kristopher está sano y salvo, y ambos están comprometidos.