Arqueólogos demuestran que Santiago se fundó a partir de una ciudad incaica

La historia oficial de Chile siempre nos ha contado que «Pedro de Valdivia fundó Santiago en un sitio eriazo«. Se supone que el alarife Pedro de Gamboa trazó la ciudad donde no había nada más que suelo, agua y vegetación, pero un equipo de arqueólogos ha concluido que ahí donde la historia nos ha ilustrado un mapa urbano originado en la llegada de los españoles, ya había una pequeña ciudad incaica en la que los conquistadores se basaron para fundar la ciudad del Mapocho.

Rubén Stehberg y un equipo de arqueólogos han estado realizando trabajos de excavación en los alrededores de la Plaza de Armas, que incluyeron los terrenos de la catedral, el Museo Histórico Nacional, Correos de Chile y el edificio de bomberos, entre otros. El equipo excavó 10 metros cuadrados en cada edificio, con diferentes profundidades, donde hallaron fragmentos de cerámica incaica. «En el museo histórico nacional, donde terminamos de excavar el viernes pasado, la cosa fue más fácil. Ahí encontramos lo inca entre 1,40 y 1,60 metros de profundidad», señaló Stehberg en TVN. «Lo que más encontramos es fragmentos de cerámica. No encontramos cántaros enteros, porque han sido tantas las remociones que se han hecho en la ciudad de Santiago, que se han ido quebrando –pero han ido quedando ahí mismo. Algunos de estos fragmentos están decorados; esos diseños nos dan pistas para saber si son españoles, del período de Tahuantinsuyo o anterior», agrega el arqueólogo.

El experto explica que en todas las excavaciones anteriores que se habían hecho en la ciudad, ya se habían encontrado restos incaicos en las capas profundas.

La tesis que fundamenta la investigación de los arqueólogos fue publicada hace cuatro años por Rubén Stehberg y Gonzalo Sotomayor (foto arriba). Ésta postula que hay numerosas evidencias que sugieren que a la llegada de los conquistadores, había un centro administrativo incaico trazado con anterioridad, y que ellos usaron ese diseño para organizar el centro de la ciudad alrededor de la actual Plaza de Armas y construir las manzanas y solares que serían repartidos entre las familias de españoles.

Una de las evidencias que señala Stehberg, es que los españoles construían sus ciudades (plaza, iglesia y oficinas principales) organizando las manzanas y solares alrededor de una plaza, siempre ocupando todos los lados del cuadrilátero y coincidiendo con los cuatro puntos cardinales. El dato relevante es que la fundación del centro de Santiago, alrededor de la plaza de armas, tenía un lado liberado (en este caso el sur), algo inusual en las costumbres españolas, pero propio de las ciudades incaicas. Esta ocupación de tres lados, dejando uno abierto, cumplía la función de permitir el acceso de la personas en las ceremonias religiosas incas.

Otra evidencia es que la ciudad está desviada en cinco grados del norte geográfico. El experto explica que, siendo Pedro de Valdivia un estratega militar y artillero, es prácticamente imposible que al trazar el centro haya errado el cálculo con un margen tan amplio. «La ciudad de Santiago está desorientada del norte y eso indica que esto no es español… Hay muchas evidencias de que la ciudad no fue trazada por Pedro de Valdivia y su alarife Gamboa, sino que ya existía, y que lo único que hicieron los españoles fue ampliarse«, explica Stehberg.

Lo que plantean los arqueólogos, a partir de la tesis de 2012 y gracias a las excavaciones recientes, es que se puede comprobar que Santiago fue construida adaptándose a una ciudad incaica que ya existía en el territorio. La tesis también se apoya en documentos históricos que describe ciertas características del asentamiento, indicando, entre otras cosas, que el camino del inca pasaba por la vía oeste de la Plaza Mayor (como se llamaba a la plaza de armas en la conquista) y que donde ahora está el edificio del correo nacional y el museo histórico nacional, estaba el tambo grande (un tambo o tanpu era un albergue o centro de almacenamiento).

Los arqueólogos también encontraron más de 700 fragmentos del período Tahuantisuyo en las excavaciones realizadas en el Museo de Arte Precolombino. El estudio concluye que todos los datos históricos y arqueológicos coinciden en señalar que fueron los incas quienes trazaron la cuenca de Santiago y que fue esta organización la que Valdivia aprovechó para establecerse con los colonizadores.

En el siglo XVI, cuando los incas estaban instalados en la cuenca del Mapocho, el río alguna vez pasó por el área de la Plaza de Armas y fue de un caudal muy enérgico, pero en algún punto se desvió y el área se convirtió en una llanura con un río alimentado por aguas más tranquilas. No existen registros de grandes cambios climáticos en la época, por eso los arqueólogos ahora se están planteando la posibilidad de que la cultura del Tahuantinsuyo haya intervenido las aguas del Mapocho para crear «una red impresionante de acequias y canales de riego», una tesis apoyada por los extensos estudios del historiador Gonzalo Sotomayor, quien trabajó con Stehberg.

El Ciudadano