A veces es fácil olvidar que las plantas no son objetos inanimados con los que las abejas interactúan, sino que son organismos vivos que respiran y se mueven. Las plantas no sólo reaccionan al ambiente, sino que también lo manipulan activamente, incluyendo a las otras criaturas con las que comparten hábitat.
Un nuevo estudio, publicado en Annals of Botany, encontró que las plantas pueden influir sobre los patrones de vuelo de las abejas que andan en busca de alimento, en un esfuerzo por maximizar las probabilidades de polinización y reproducción. Este es uno de los primeros estudios en su clase, realizado por investigadores de las universidades de Edimburgo (UK) y Calgary (Canadá). Los autores sugieren que las plantas organizan la posición de sus flores para sacar ventaja de las polinizadoras en la búsqueda del néctar.
Ya es sabido que las plantas aprovechan la forma, color y tamaño de sus flores con el fin de influir sobre quién y qué las poliniza y, por consiguiente, sobre la forma en que su polen se dispersa a través del ambiente. Por ejemplo, el color de una flor influye en qué animales polinizan a esa planta. Las flores rojas tienden a ser más atractivas para los pájaros, mientras las blancas son más visitadas por polillas y murciélagos.
Pero esta última investigación ha encontrado evidencia que sugiere que si las plantas ordenan todas sus flores hacia un lado del tallo, las abejas son más propensas a volar verticalmente entre las flores; mientras que cuando el tallo está rodeado de flores, las abejas van a buscar alimento en un plano simple.
Según los investigadores, esto podría estar influyendo sobre si una planta produce flores con características masculinas o femeninas, como lo es en alrededor de la mitad de las especies. «Las plantas y sus flores existen en todas las formas y tamaños», explica el doctor Crispin Jordan, quien condujo el estudio, «y nuestro hallazgo de que la organización de las flores puede influir cómo las abejas buscan el alimento, podría llegar a explicar cómo las plantas –que confían en otras especies para esparcir su polen– podrían estar influyendo en su propio proceso de reproducción».
Por IFLScience
Traducción, CCV, El Ciudadano