“Oh, que será, que será… que andan suspirando por las alcobas, que andan susurrando en versos y trovas…”
Mientras un país entero se sumerge en una crisis política sin precedentes, las innumerables y cadenciosas melodías del samba brasilero siguen sonando fuerte por las esquinas de Rio de Janeiro. El problema se presenta encubierto bajo la sombra de un viejo aliado: la corrupción.
Síntoma inequívoco del agotamiento de gobiernos en nuestra américa latina, y por que no, también de otras latitudes del planeta. El clima de efervescencia y fascinación mundial por Brasil en estos últimos años, producto de la organización de eventos relevantes a nivel planetario, han sido la palestra perfecta para mostrar al mundo que incluso un gigante que es miembro del selecto grupo BRICS, puede tener los pies de barro. En lo concreto, al igual que una “partida de futbol” el pueblo se ha dividido de forma radical en dos equipos. Por un lado están los poleras amarillas, como una expresión nacionalista de una pseudo derecha apartidaria que quiere destituir a la actual presidenta bajo el lema “no mas corrupción” , y por otro los del bando contrario envestidos en “vermelho” (rojo), bajo la consigna “Nao vai ter golpe”.
Resulta curioso que un país que experimentó la dictadura más larga y la menos sangrienta de Sudamérica, tenga nuevamente que utilizar los términos “golpe de estado”, “juicio político” y el recientemente extraído del anglo “impeachment” (impugnación).
Asimismo, es curioso que dentro de una inagotable lista de cantautores e intelectuales, rebrota la melodía creada hace ya casi 40 años, donde Chico Buarque de Hollanda, en compañía de Milton Nascimiento, lanza una de sus obras más icónicas , misteriosas y atemporales de distintos pasajes de la política brazuca. “O que será” (À flor da terra), parte de la banda sonora de una clásica “Doña flor y sus dos maridos”, con la astucia y disimulo que caracteriza al autoexiliado compositor y músico, su letra se puede extrapolar desde aquella dictadura a mediados de los 60´s al acontecer político de hoy.
…“que anda en las cabezas y anda en las bocas , que va encendiendo velas en callejones, que están hablando alto en los bodegones”…
A nivel de manifestación masiva o dejando caer una opinión sobre la mesa, el pueblo brasilero ha sido capaz de dar señales en torno a que aún cree en los procesos democráticos. Sin embargo , poco a poco también florece una nueva perspectiva del ciudadano agotado de un Brasil que quiere ir por más , quizás mirando más allá de las fronteras, impulsado por los deseos de una mejor calidad de vida, con un sueldo mínimo de $176.000, la inflación de 9,3 % y una tasa de desempleabilidad de 8,2 % ( poco menor que la chilena).
…“Que no tiene gobierno ni nunca tendrá, que no tiene vergüenza ni nunca tendrá, lo que no tiene juicio”.
Si bien, Rousseff, Lula & cia., han sido producto de una versión cuasi maquiavélica de autogolpe, la verdad es que los del otro bando tampoco son de los “trigos muy limpios”. El reemplazante de la presidenta por ejemplo, Michel Temer (PMDB), miembro de la orden masónica, quien en 2009 ya había sido vinculado en la llamada operación de lavado de dinero «Lava Jato», aparece como el mas oscuro pero concreto reemplazante de un liderazgo ensuciado por actos de corrupción, los cuales deben ser demostrados en los próximos meses durante el juicio político a Dilma.
La incertidumbre se toma las calles, pero la posibilidad de un conflicto armado afortunadamente no tiene el eco contemporáneo de lo que alguna vez dio origen a intervenciones militares. Sin embargo, como Buarque lo advirtió, algo esta en el aire y suena mal en este último acorde de la historia brasilera. Un samba destemplado, un poco más triste e incierta que lo que estamos acostumbrados en esta “cidade maravilhosa”.
Por El Verdadeiro
desde Río de Janeiro, Brasil
para BUFÉ / Magazine de Cultura, Concepción
Foto: BBC, Brasil / (Artículo publicado en la edición de junio 2016 de El Ciudadano, impreso nacional)