Protesta social en Punta Arenas avanza hacia paro social en Magallanes

El movimiento social que protesta por el alza del gas en Magallanes, es una marea que crece lenta y paulatinamente.

Los cuatro parlamentarios de la zona fueron convocados por la Asamblea Ciudadana de Magallanes (ACM) para que informen a los dirigentes sociales de sus gestiones y trámites en el nivel central, mientras el Alcalde de Punta Arenas intenta en Santiago -hasta ahora infructuosamente- detener la medida gubernamental. Los taxis colectivos en Punta Arenas circulan hoy con un slogan pintado en sus vidrios traseros: “Chao Liliana…”, reflejando un sentimiento ciudadano que necesariamente tendrá un correlato político.

La fuerza ciudadana de este movimiento se refleja en la carta que la ACM está enviando al Presidente de la República donde reitera sus demandas: la renuncia de la Intendenta Regional y la adopción de medidas concretas para revertir el alza del gas en Magallanes.

Al mismo tiempo, los ministros claves del asunto gas en Magallanes (Reineri, Von Baer, Hinzpeter…) repiten como alumnos memoriones el mismo y trasnochado  discurso neoliberal que intenta justificar -ideológicamente- una medida susceptible de producir un choque social y político en la Región.  El movimiento social de protesta en esta región, ha instalado el tema en los niveles centrales del Estado y en la prensa nacional: canales de televisión, radioemisoras y diarios electrónicos han dado cobertura a un hecho social y político que cuestiona -desde la ciudadanía- al propio modelo de desarrollo energético que quiere imponer la derecha en el país.

Es necesario reconocer por otra parte, que los actores políticos (líderes, dirigentes, representantes y partidos políticos) locales y regionales, han resultado literalmente sumergidos en la creciente marea social y en el protagonismo emergente de un movimiento social y ciudadano que se encauza a sí mismo conforme a códigos, símbolos, lenguajes  y estilos democráticos y pluralistas distintos de las jerarquías partidarias.

Al parecer la tosudez y cerrazón del Gobierno (regional y nacional) está conduciendo la corriente de los hechos hacia un curso de acción que apunta a una paralización de actividades cuyos efectos pueden ser aún más perniciosos para la economía regional y para la credibilidad política del gobierno de Sebastian Piñera.  Es necesario reconocerlo: aquí se han acumulado varios años de frustración, de silencio gubernamental, de insensibilidad centralista respecto de las condiciones especiales que requiere vivir en Magallanes.

La protesta social en esta región comienza a desplazarse lentamente hacia un paro regional.  El titular de hoy del periódico El Pinguino es más que elocuente para reflejar el estado de ánimo de la ciudadanía magallánica y la tendencia que va tomando el movimiento.

Por Manuel Luis Rodríguez U.

Coyuntura Política