Podlaskie, una región pobre del nordeste de Polonia, es famosa por las decenas de miles de cigüeñas que cada verano llenan las llanuras de nidos para luego volar a zonas más calurosas. De hecho, se calcula que una de cada cuatro cigüeñas del mundo son polacas. No obstante, en los últimos años, Podlaskie ha ganado fama por otro fenómeno migratorio: el éxodo de la población en edad de trabajar.
Más que en cualquier otra área de Polonia, los habitantes de Podlaskie aprovecharon la libertad que da la Unión Europea (UE) de vivir y trabajar en otros países, particularmente en Reino Unido.
En algunos pueblos, más de uno de cada diez se han ido, la mayoría jóvenes. Sólo los ancianos y personas con discapacidades se quedan.
Kasia es una mujer de unos 60 años que vive en el «pueblo fantasma» de Monki, en el nordeste de Polonia.
Tal es la desconfianza que genera la influencia extranjera, que no acepta dar su nombre completo a la BBC, pero sí se muestra locuaz al momento de opinar sobre la migración.
«La tragedia de las ciudades pequeñas es que las personas mayores no pueden seguir la tendencia de la globalización y sacar el máximo provecho de las nuevas tecnologías. Y los jóvenes deciden irse a las grandes ciudades y trabajar para las grandes corporaciones», dice.
A pesar de ser un día laboral normal, las únicas personas en el centro de Monki son unas pocas mujeres de edad avanzada sentadas en las puertas de sus casas, fumando, sin hacer nada.
Kasia piensa que la culpa de esta desolación es de la adhesión de Polonia a la Union Europea en 2004.»Las cosas han cambiado mucho. Es como un desierto. Conduces a lo largo de los pueblos y no hay nadie. Se van a otros países a hacer dinero y dejan estos lugares vacíos»
A pesar de las dificultades económicas locales, Polonia en general se vio favorecida con el ingreso a la UE. Polonia pasó de ser una sociedad post soviética a una economía robusta, moderna, tan resistente que se convirtió en el único país de la UE en no sumergirse en recesión tras la crisis financiera de 2008.
Esto, unido al hecho de que su producto interno bruto se duplicó en poco más de dos décadas, han llevado a Polonia a ser conocida como el «milagro económico».
Sólo en Reino Unido hay cerca de un millón de polacos que viven y trabajan, los cuales envían más de mil millones de euros cada año. Por eso, muchos en Polonia tenían la esperanza de que en el referendo para decidir su futuro, el llamado Brexit, la mayoría en Reino Unido votaría a favor de permanecer en la UE. Pero ahora que el divorcio está en marcha, algunos ven en el Brexit una oportunidad.
«En este momento Polonia tiene un problema demográfico», dice Przemyslaw Biskup, un experto en integración europea de la Universidad de Varsovia.
«No sería tan malo que los compatriotas volvieran: nuestro mercado de trabajo tiene cada vez más y más hambre de empleados. Tales personas traeríana Polonia nuevas experiencias, nuevas habilidades y nuevas calificaciones».
Hasta ahora la tendencia indicaba que los polacos que se mudaban al Reino Unido eran más propensos a llevarse al resto de sus familias antes que a regresar a Europa central.
Tras el Brexit, empieza a haber evidencia de polacos que regresan a su país para asentarse incluso en lugares con escasas oportunidades económicas, como Podlaskie.
En la plaza principal de la remota ciudad histórica de Tykocin, en el noreste de Polonia, Kamil Swietorzecki dirige un café que atiende a los numerosos turistas que llegan para visitar la cercana sinagoga del siglo XVII o un castillo de 600 años de antigüedad.
«Me mudé a Liverpool cuando tenía 21 años y trabajé en las cocinas de diversos lugares», cuenta. «El objetivo era hacer dinero para volver a emprender acá». No obstante, historias como la de Swietorzecki son todavía una rareza en Polonia.
Vía BBC