Nunca es fácil dejar a tu pareja. Justificado o no, es inevitable que en esos momentos afloren sentimientos como la culpa, la inseguridad o los remordimientos. Pero si has tomado una decisión, te ayudamos a decírselo de la forma menos dolorosa posible.
Tomar la decisión de dejar una relación sentimental nunca es una tarea sencilla, bien por inseguridad de realizar la elección correcta, por no saber cómo hacerlo, por no encontrar el momento oportuno o las razones que motivan el dar este paso. En ocasiones resulta que al final no lo hacemos de la manera deseada y esto causa sobre todo un mayor malestar por haber hecho daño a la persona con la que estábamos, detalle fundamental que nos hace pensar y dar vueltas sobre cómo llevar a cabo el dejar una relación de una forma efectiva y si puede ser lo más indolora posible para todas las partes.
Algunos de los siguientes puntos, derivados de las situaciones que continuamente tenemos todos alrededor, o por las que pasamos nosotros mismos, deberían ser tomadas en cuenta siempre que nos veamos en una situación de posible ruptura, dar el paso siempre es complicado pero también conlleva liberarnos de una relación que no está resultando satisfactoria o justa para los implicados. Si cada canción, cada «te quiero» o frase de amor ya no te recuerda ni un poquito a él, igual es el momento de tomar una decisión…
1. Tómate tu tiempo
Tomarse el tiempo necesario para tomar la decisión, pero dentro de unos márgenes adecuados, para dar el paso y exponer a la otra persona nuestra decisión o preocupaciones, quizás nos precipitamos a veces por una discusión o no intentamos poner en marcha recursos para solucionar problemas y esto nos lleva a hacer las cosas rápido, mal y de una forma más dañina.
2. Sé sincera, con todas las consecuencias
No dar señales erróneas si ya nos ronda en la cabeza que la relación que mantenemos no es del todo lo que esperábamos o podría mejorar en muchos aspectos. Muchas veces por miedo a hacer daño o a no llevar la contraria ponemos por delante la sensación de satisfacer al otro y no dejamos ver nuestros puntos en contra con cómo van las cosas, detalle que nuestra pareja tiene todo el derecho a saber pero ninguna obligación de adivinar.
3. Una vez decidido, no des marcha atrás
Hay que ser claro, sincero y consecuente una vez tomemos la decisión, debemos pensar bien en todo lo que conlleva abrir la veda de comentar con nuestra pareja que no estamos bien en la relación por el motivo que sea ya que esto dará lugar a inseguridades y temor por la otra parte, cuanto más claros seamos y menos tiempo dure esa duda más protegemos a esa persona de que sufra y de pasarlo mal nosotros mismos.
4. No utilices tópicos
Elegir siempre la sinceridad y el respeto como vía para exponerle a nuestra pareja que queremos romper esa relación, mostrar empatía, no tirar de tópicos (“no eres tú, soy yo, “no es justo para ti”, …), tenemos que ser concisos y claros, plantear los motivos por lo que la balanza ya no tiene resultado positivo y con ello hacerle llegar los razonamientos que quizás la otra parte ni se había planteado y le pueden llegar a ayudar en futuras relaciones.
5. No lo dejes pasar
No esperar a que la otra persona se de cuenta por miedo o inseguridad, es mucho más doloroso dejar que una relación se muera por pasotismo o por ir dando de lado la dedicación, sembraremos muchas más dudas y el momento definitivo de dejarlo será más duro para ambos, exponer las dudas o los sentimientos siempre debe ser una prioridad no algo de lo que escapemos por no saber cómo manejarlo.
6. Asumámoslo, habrá sufrimiento
Por último es muy importante quitarnos de la cabeza la falsa expectativa de “no hacer daño”, siempre lo haremos, como nos lo estamos haciendo a nosotros mismos. Dejar una relación y darnos cuenta de que los caminos entre dos personas, aun poniendo todo de nuestra parte, se bifurcan siempre es duro. Podremos tener todo el cuidado del mundo y con ello proteger al otro y nosotros mismos, pero el sufrimiento siempre vendrá en menor o mayor medida de la mano de la sensación de que estamos tomando una decisión que esperamos sea la correcta y puede que no sea por el bien de los dos sino sólo del nuestro propio, motivo más que de sobra para no alimentar una relación en la que no estaremos al 100%.
Artículo elaborado en colaboración con la psicóloga, sexóloga, grafóloga, perito calígrafo y judicial Ana Perales.
Vía enfemenino