El señorío de la fotografía digital en los medios de comunicación es indiscutible, mientras que la fotografía analógica parece encontrarse perdida entre los tantos objetos pertenecientes al dominio de las antigüedades. Tanto así, que el sentido común nos dice que si una fotografía está impresa es porque es vieja, como viejo es el momento capturado en la imagen. La fotografía digital es más barata dado que elimina los costes asociados al uso de película, revelado, almacenamiento y conservación de la fotografía tradicional, reduciendo eficientemente el tiempo de realización del producto final. Sin embargo, a la vez se produce cierta liviandad al momento de fotografiar, se pierde el valor asociado a la unicidad del momento tomado, se privilegia la acumulación irracional de imágenes que se vuelven idénticas y se naturaliza la tecnología digital como el único medio de la fotografía. Entendemos que el rescate de la práctica analógica en fotografía va más allá de un capricho esnob y excluyente cuya originalidad radicaría en el hecho de ser materialmente más costoso. La recuperación de la técnica analógica en la actualidad responde a la necesidad de reinstalar en valor tanto la singularidad del momento detenido en una imagen como la diversidad de formas para conseguirla. La siguiente galería, correspondiente a un paseo cualquiera por el espacio capitalino del Persa Biobío, intenta ser un ejercicio fotográfico que expone las posibilidades y cualidades visuales del celuloide y el revelado químico.
Se utilizó un rollo a color Kodak Ultramax de 400 asas y un rollo blanco y negro Fujifilm Acros de 100 asas.