Aunque el evento no involucró movimientos militares, inteligencia encubierta o revoluciones, pero una verdadera guerra casi estalló por causa de una tormenta en el Sol.
En un informe publicado en Space Weather, investigadores describen el impacto que tuvo la tormenta de 1967 en la seguridad nacional y en el sistema de alerta del clima espacial de Estados Unidos.
La tormenta se originó en el Sol a mediados de mayo de 1967 y fue muy fuerte, tipo G5 (la clasificación más alta). Las ondas de radiación, los campos magnéticos y los gases emanados desde el astro colisionaron con la atmósfera de la Tierra a fines de mayo, interrumpiendo temporalmente los sistemas de radar del hemisferio norte, que habían sido diseñados para vigilar el acercamiento de misiles.
En el tiempo de la Guerra Fría parecía que la explicación más plausible para la falla en las estaciones, era un ataque coordinado por parte de los soviéticos, el que se suponía que estaba interfiriendo los equipos de radar de Estados Unidos. Los militares levantaron una alerta máxima, hasta que los investigadores de emergente Centro de Predicción Solar logró informar a los oficiales a cargo, calmando los temores de un inminente ataque.
«De no ser por el hecho de que habíamos invertido muy a tiempo en las observaciones y el pronóstico de tormentas solares y geomagnéticas, el impacto [de la tormenta] pudo haber sido mucho más grave», dice Delores Knipp en el informe, y agrega que «esta fue una lección sobre la importancia de estar preparados».
La tormenta solar masiva de 1967, que envió auroras al cielo que llegaron hasta Nuevo México, ahora se considera uno de los hitos en la historia de las predicciones del clima solar. Los militares, que tuvieron interrumpidas sus comunicaciones por una semana, se empezaron a tomar muy en serio la amenaza de las tormentas solares y posteriormente este conocimiento se incluyó en las decisiones del organismo de defensa. Una muestra de la importancia de la ciencia y el conocimiento por sobre la cultura bélica.
Hoy, los investigadores del mundo siguen observando las tormentas solares, que pueden representar una amenaza para las redes electrónicas, los GPS y las comunicaciones. El verdadero peligro de ellas se ilustra emblemáticamente en el caso de 1967, el que demuestra que una apropiada observación de las infraestructuras y su protección de las fuerzas externas, puede ser mejor que la inversión en armas y paranoia.
Fuente, PopSci
El Ciudadano