Luego de la gran movilización desplegada por el movimiento de derechos humanos peruano, que contribuyó a impedir la toma del Poder Ejecutivo por el colectivo mafioso que representa el fujimorismo, nos toca comenzar a ordenar la agenda de los compromisos asumidos por el gobierno entrante.
Como sabemos, y es usual en todas las campañas, la mayoría de los candidatos se comprometen con todo tipo de demandas. El caso de Pedro Pablo Kuczynski (PPK) no ha sido diferente.
Repasemos sus compromisos frente a los derechos humanos, tema dejado de lado por el humalismo, salvo lo hecho en el tema de reparaciones; pues de justicia, memoria y políticas para la no repetición no ha habido nada, ni que decir de la agenda de las personas con discapacidad. Más bien tiene un gran demerito en lo referente a la libertad de expresión y la movilización, criminalizando la demanda social y acusando injustamente a defensores, habiéndose producido 73 muertes durante conflictos en los pasados cinco años.
Han sido tres los compromisos públicos firmados que involucran la agenda de derechos humanos: El compromiso de PPK con las víctimas de las violaciones a los derechos humanos y sus familiares; el desayuno de trabajo con jefes de planes de gobierno de candidatos a la presidencia con la Mesa de Discapacidad y Derechos de la Coordinadora Nacional de DD.HH. y finalmente, el Compromiso por la Democracia suscrito con el Colectivo NO A KEIKO.
En el primer caso y debido a la envergadura de los compromisos se pondrá a prueba no solo el respeto a las víctimas y sus familiares frente a la acción o inacción del Estado durante el conflicto armado interno, donde las fuerzas armadas y policiales, los comités de autodefensa y los grupos militares y paramilitares (Colina y Rodrigo Franco, entre otros), que actuaron impunemente y asesinaron, ejecutaron extrajudicialmente, desaparecieron, torturaron, amedrentaron, promovieron o alentaron con el silencio la violación y el abuso sexual de miles de peruanas, en busca de derrotar al terrorismo asesino de Sendero Luminoso. Este en su demencial accionar vulneró los más elementales derechos de las poblaciones, repitiendo lo que hacía el Estado, como un ejército de ocupación, pasando a eliminar a quienes desde la sociedad civil enfrentaban su ideología terrorista.
¿Será posible que este nuevo gobierno cambie las prioridades que han tenido los tres anteriores? ¿Serán capaces de cambiar PPK y su flamante ministra de Justicia lo que Alejandro Toledo abandonó, Alan Garcia evadió y Ollanta Humala, fiel a su estilo inoperante, terminó de sacar de la agenda?
¿Será posible que el gobierno entrante le devuelva a la CONADIS el rol rector, de alta especialización y autonomía a fin de que pueda influir eficazmente en todos los sectores para lograr la transversalización de esta grave problemática? ¿O implementar el Sistema Nacional para la integración de PCDs?
¿Será posible que PPK, su gabinete y la bancada en el Congreso cumplan con luchar tenazmente contra la corrupción? ¿Podrán hacerlo por la defensa de la democracia amenazada por el poder que tiene el fujimorismo en el Congreso, en favor de los pueblos indígenas, la libre determinación, y la comunidad LGTBI?
¿Será posible que el respeto al medio ambiente y a las poblaciones originarias se vea reflejado en leyes y normativas?
¿Que respete los derechos laborales, y que se conviertan en prioridad una adecuada distribución de la riqueza y disminución de la desigualdad?
¿Será posible expresarnos abierta y claramente? ¿Se respetará nuestro derecho a las libertades constitucionales de pensamiento, expresión, organización y protesta? ¿Se dejará de criminalizar la protesta justa en defensa de la tierra y el medio ambiente?
Estos, entre otros, serán asuntos públicos de los que nos ocuparemos en los próximos 5 años. Sin embargo, y como una forma de demostrar que los compromisos asumidos van mas allá de la necesidad de ganar votos, le planteamos al señor Kuczynski un acto público de reconocimiento y pedido de perdón a las víctimas y familiares afectados. Queremos hechos para poder empezar a creer.
Durante los últimos 30 años el movimiento de derechos humanos ha jugado un rol importante en la recuperación y defensa de la democracia, enfrentando todo tipo de acusaciones e injurias. Nos hemos mantenido firmes cuando se nos ha pretendido vincular con el terrorismo o con intereses subalternos. Hemos logrado que la sociedad peruana considere los derechos humanos como parte sustancial de una convivencia pacífica, con tolerancia y sin exclusiones.
Liliana Panizo Muñiz
* Activista de DDHH, es dirigente del Partido Socialista