La fama del campeón jamaicano ha llegado a todos los rincones del mundo, incluidas estas favelas brasileñas donde los jóvenes atletas se entrenan infatigablemente cada día para emular a su ídolo.
Un año antes de que el mundo entero quedara admirado por los triunfos del atleta jamaicano Usain Bolt al alcanzar su novena medalla de oro en unos Juegos Olímpicos, el hombre más rápido del planeta protagonizó una carrera no menos impresionante que las que ha realizado sobre el tartán.
En abril de 2015 Bolt visitó la favela de Mangueira, en Río de Janeiro, donde se ganó la admiración y el respeto de la población, al participar en una competición local de los 100 metros y hacer deporte junto con los jóvenes atletas que sueñan con participar en el futuro en las competiciones internacionales.
Según el fotógrafo de Reuters Ricardo Moraes y autor de este reportaje, esta ciudad brasileña es «injuriada por su desigualdad» y «los 12.000 millones de dólares gastados en JJ.OO., según dicen, han hecho poco para ayudar a los pobres». A su juicio, la visita de Bolt es «un pequeño ejemplo del legado que los Juegos de Río aún podrían tener para los atletas principiantes».
Uno de los atletas de la favela es Anderson Guilherme, de 16 años, seis de los cuales los ha dedicado a la práctica del deporte. «Trato de imitar todo lo que hace Bolt para ver algún día, si Dios lo quiere, puedo ser un tercio de lo que él es», ha confesado el joven en una entrevista con Moraes.
Muchos residentes de Mangueira vieron «la opulencia de los fuegos artificiales de la ceremonia» con «una mezcla de orgullo y tristeza por su exclusión», ha observado el fotógrafo brasileño.
Para Vitor Soares, de 16 años, que comparte con el campeón su apodo del ‘relámpago’, la presencia de los mejores atletas mundiales en su ciudad natal es una gran inspiración.
«Bolt es determinado, concentrado, regala inspiración a todos aquellos que empiezan», ha compartido el joven. «En los Juegos de 2020 Bolt tendrá que tener cuidado porque vengo yo», ha bromeado Soares.