La tierra señalada

Memoria audiovisual, del dramaturgo Juan Radrigán, puesta en escena en una conversación íntima

Wari

04/02/2011 2:51pm

Memoria audiovisual, del dramaturgo Juan Radrigán, puesta en escena en una conversación íntima. El errante va buscando un lugar donde existir señalando la tierra que ocupa a partir de sus propias acciones, fruto de una cosmovisión directa y profunda que se resuelve en un vapor de humor negro siempre. Librepensador y creador actúa de sí mismo en su propia obra y vive, pero también muere.

Un hombre camina por el desierto, entre medio del vapor de los géiseres, se ve como el agua entra en ebullición. Ese hombre camina agachado, pero de repente mira a cámara y se ríe.

-¿De que te ríes?– le pregunta la directora Soledad Cortés.

-De ustedes…- y Radrigán se continúa riendo mientras sale de cuadro, claro que ahora de nosotros, quienes empezamos a mirar su historia, como sabiendo que somos unos pobres mortales que creen a pie junto que todo puede ser controlado, que todo puede ser ajustado. Él sabe que no es así.

Juan Radrigán es un dramaturgo chileno, que antes de ser dramaturgo fue obrero textil y vendedor de libros. Según Cortés, es el mejor de los dramaturgos vivos, “El mejor de los viejos”, dice él en alguna parte del documental. Sus obras hablan de los marginados y en ellas están las voces de ellos. Él sabe que la pelea final y verdadera no va a ser con papeletas ni votos, para Radrigán es una obviedad. Que le repele eso de la llamada “gestión cultural”.

La Tierra Señalada es un viaje de la memoria que permite conocer a un hombre que ha sido capaz, desde el teatro, de señalar aquello que se pudre bajo las apariencias. Acaso eso no es el papel del que está fuera, señalar lo evidente, lo que es y no lo que se aparenta, despojándose de todo rasgo de hipocresía, todo atisbo de omisión que se aleje de la verdad. Aunque esa verdad ya no tenga ninguna utilidad.

La Tierra Señalada es una conversación profunda entre humo de cigarros y ceniceros llenos con colillas.

-¿Cómo ha sido eso de envejecer? ¿Qué ha sido lo nuevo?

-Está el temor a la certeza que ya vas a un fin concreto que se expresa a cada rato, uno se sube al bus con ese temor, pero existe, está sobre uno. Como que todo fuera por última vez.

-¿Como un hombre que camina hasta morir?

-Claro. Venimos de la nada y vamos hacia la nada. Entre nada y nada hay un enorme trecho y esa es la existencia y ese es el absurdo también: Construir algo en ese espacio.

-¿Qué has construido tú en ese espacio?

-Yo no he construido nada, salvo las obras que he escrito. Eso es lo único que he construido- responde Radrigán, mientras el humo del cigarro lo envuelve.

Un hombre yace en el desierto. Un hombre camina a través de portales mágicos que conectan un piso lleno de hojas secas con esa no-vida infinita que son los desiertos. Un hombre que se mantiene firme, a pesar del viento en contra, con su pala en la mano al lado de una línea de trenes. Un hombre que mira lleno de amor a su hija adolescente, espera que su cuerpo se funda con el latido de la tierra. Una historia debida y de vida para saber que aún quedan viejos rebeldes que son como robles apellinados, con raíces fuertes en la tierra señalada, con ramas que tocan el cielo como un acto de fe de la razón, rojos por dentro y con un humor negro por fuera.