Activistas por los animales responden a los 6 argumentos más usados por los defensores del rodeo

Salto al rodeo de Animal Libre

La decisión de la comuna de Recoleta de prohibir el rodeo y de Ñuñoa de suspender su realización en el Estadio Nacional en las fiestas patrias de este año, ha generado una fuerte ofensiva de quienes forman parte de ese mundo. A través de la prensa y redes sociales, los defensores de esta práctica se han esforzado por reivindicarla y abogar en favor de su continuidad.

Rescatamos los 6 argumentos y respuestas que más se repiten entre los seguidores del rodeo al momento de hacer frente a las críticas y le pedimos a algunos activistas por los animales su opinión. Acá vamos.

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«Nosotros hemos registrado durante cerca de 5 años el perjuicio que viven los animales en el rodeo, reflejándose de forma empírica que el novillo, partícipe obligado de esta actividad, se rehúsa insistentemente a llegar a la quincha y ser atajado, para lo cual se desploma sobre la arena y es, a través de diferentes métodos tortuosos, obligado a levantarse y seguir el camino al golpe; uno de los más claros mensajes que nos entregan estos animales para darnos cuenta de su intención de evitar ser golpeados». Mauricio Serrano, fundador y Coordinador Internacional de ONG Animal Libre

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«Que el rodeo sea una tradición no es suficiente motivo como para tolerarlo y promoverlo. En este caso se está recurriendo a la falacia argumentativa de apelar a la tradición (ad antiquitatem), la cual es inválida para sostener una postura. Ejemplo: el ser humano ha matado y abusado de otros hombres desde el origen de la humanidad y no por ello lo consideramos como algo correcto. No podemos justificar una práctica totalmente abusiva e innecesaria solo porque se ha hecho desde siempre». Paz Adriazola, Coordinadora de ONG Animal Libre en Osorno

Imagen de referencia / Foto: eltipografo.cl

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«Hay un tema de invisibilización de lo que ocurre en el matadero. Los que consumen carne no matan al animal para comer, ni lo cazan, sino que van al supermarket por el trozo de carne, pero cuando están viendo al animal sufrir reaccionan. Y como es evidente el maltrato, muchas personas se dan cuenta de esto y han ido cambiando de a poco su forma de alimentarse. Culturalmente se come carne porque ‘es necesaria’, así lo venden, cuando la evidencia científica dice lo contrario». Marcia Basulto, nutricionista vegana e integrante de la ONG Animal Libre

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«Si bien hay varias definiciones respecto al deporte, podemos encontrar ciertos requisitos que debe cumplir una actividad para que sea considerada como tal. Así vemos cómo nuestra Ley del Deporte señala que debe haber una actividad física realizada por la persona humana y el rodeo no cumple este requisito, porque el esfuerzo físico lo realiza el caballo entre un 75 y un 90%. Por otro lado, la carta internacional de la educación física, la actividad física y el deporte de la UNESCO, señala que se debe proteger la salud de los participantes y esto lo podemos extender a los novillos. Vemos cómo en el rodeo se daña gravemente la salud de éstos, produciéndose fracturas, hematomas y sangramiento nasal, entre otros, y en el caso en que no se puedan parar reciben golpes de corriente para levantarse». Gabriela Acosta, integrante de la agrupación Derecho y Defensa Animal de la Universidad de Chile

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«El foco no va contra el huaso o quienes desempeñan labores en torno al rodeo. Es quitar a los animales obligados a participar y, en ese sentido, buscar que quienes eran parte de estas actividades sean subvencionadas o capacitadas para desempeñar labores en otros rubros. Este es un trabajo conjunto y se pueden exigir políticas públicas en apoyo de esas personas, en función de que nadie salga perjudicado». Mauricio Serrano, fundador y Coordinador Internacional de ONG Animal Libre

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«La libertad termina cuando se transgrede el derecho de otro y en este caso se maltrata gravemente al novillo e incluso al caballo. Que algo sea legal no quiere decir que sea éticamente correcto». Gabriela Acosta, integrante de la agrupación Derecho y Defensa Animal de la Universidad de Chile

Por Daniel Labbé Yáñez