¡Justicia en los ríos!, esta breve frase se la escuché a un dirigente campesino de la Provincia de Petorca, V Región, República de Chile, el día miércoles 2 de febrero del año 2011, en el marco de una enorme asamblea de hombres y mujeres de la ciudad y del campo, provenientes de las comunas de La Ligua, Cabildo y Petorca.
Que difícil es pedir justicia en un país como Chile, donde la justicia es en rigor el privilegio de los poderosos. Poderosos que emplean el derecho como la voluntad de su clase, la clase dominante, eregida en fuerza de ley.
Justicia en los ríos, puede resultar una frase intangible, una consigna más, si es que no se explican los antecedentes históricos y presentes.
En Chile el año 1981, en plena Dictadura, se formuló el código de aguas, código que señaló que las aguas eran un bién público, pero también un bién económico, lo que dio origen al mercado de las aguas, el código de aguas se encargó de separar la propiedad del agua del dominio de la tierra, transformando al vital elemento en un bien de capital suceptible de ser privatizado, como ocurre en nuestros actuales días, en rigor, Chile es el único país del mundo que mantiene sus aguas privatizadas, lo que ha provocado enormes inequidades.
El código de aguas en Chile, creo además, dos categorías de derechos de uso de las aguas, Consuntivas y No Consuntivas, la diferencia entre ambas categorías radica en la obligatoriedad de devolver o no las aguas a los ríos, en el caso de los derechos de agua consuntivos, aguas que se utilizan en la minería y la agricultura, más del 90% de esos derechos se encuentran en manos del sector exportador, en el caso de los derechos no consuntivos, es decir aquellos derechos que se utilizan para la generación de electricidad, el 85% de esos derechos se encuentran en manos de Endesa España.
A lo anterior debemos agregar que las empresas sanitarias, empresas responsables de la provisión de agua potable a los ciudadanos chilenos, también son empresas privadas, proceso de privatización que se inició en los gobiernos de Frei y Lagos, y que el actual Gobierno, el gobierno de Piñera, quiere concluir, entregando definitamente a las empresas sanitarias todo el control de la provisión de agua potable domiciliaria.
En Chile un bien nacional de uso público, el agua, esta librado al arbitrio de la oferta y la demanda, librado al arbitrio de los especuladores, especuladores que se han enriquecido a costa de un recurso natural que nos pertenece a todos.
Es imposible comprender en toda su dimensión la frase «Justicia en los ríos», si no se explica el contexto concreto en que es formulada.
La provincia de Petorca, concretamente las comunas de la Ligua, Cabildo y Petorca, son comunas con una marcada vocación agrícola, lo que las sitúa como las comunas más importantes en producción de Paltas, en rigor, Chile es uno de los principales productores de este frutal de origen tropical.
En La Ligua, Cabildo y Petorca, el 90% de toda la superficie cultivada se encuentra destinada a la producción de Paltas, del mismo modo, la falta de instrumentos de ordenamiento territorial, permite que en el país y en la provincia de Petorca en particular, se planten suelos de cerro, suelos que no teniendo aptitud de cultivo, de igual forma se emplean para colocar… Paltos, los que son regados con sistemas de riego tecnificado, es decir, suelos de secano, transformados en suelos de riego.
Los caudales ecológicos de los ríos Ligua y Petorca han sufrido enormes presiones, y como dicen los campesinos, “hoy los ríos están para museo”, ya que ni una gota escurre por ellos, las napas subterráneas se encuentran agotadas de tanto bombear agua a los cerros, empresarios inescrupulosos han construido drenes en las hoyas de los ríos para acarrear agua de forma impropia a sus explotaciones, los organismos encargados de fiscalizar el buen uso de las aguas, (que paradoja cuando las mismas son privadas) no son capaces de cerrar los drenes ilegales, y además continúan concediendo derechos de agua en cuencas agotadas, como ocurre con las cuencas de los ríos Ligua y Petorca, en rigor, y parafraseando a los dirigentes campesinos, en la provincia de Petorca “hay más árboles plantados que agua disponible”.
La privatización del principal recurso natural, el agua, indispensable para la vida y la provisión de alimentos, el monocultivo como estrategia de desarrollo, el uso irracional de recursos naturales finitos, agua y suelos, la falta de instrumentos de ordenamiento territorial, la sobrequimización de los medios de cultivo, son características distintivas del modelo de producción agrícola chileno, y reflejo de la condición actual de la provincia de Petorca.
El modelo imperante de producción agrícola en Chile, en un escenario de cambio climático, concretamente en un escenario de sequía, irreversiblemente hipoteca la vida de las personas, irreversiblemente hipoteca la vida de las generaciones futuras.
El tema de la sequía y sus efectos no se resuelve con soluciones cosméticas, no se resuelve comprando más o menos bidones para “juntar agua”, tampoco con autoridades complacientes que señalan que la propiedad del agua y sus conflictos, es un tema que debe ser resuelto en tribunales y entre privados, es cierto, de un gobierno neoliberal como el actual, es poco o nada lo que se puede esperar, a lo que debemos agregar, que en 20 años de gobiernos concertacionistas, jamás el tema del agua estuvo en la agenda del ejecutivo, con excepción de la última elección presidencial, donde uno de los candidatos, en segunda vuelta, y con claras intenciones electorales, incorporó en su programa la demanda de recuperar el agua como un bien de uso público.
Febrero del 2011, hombres y mujeres de las ciudades y los campos de la provincia de Petorca se movilizan exigiendo respuestas a los efectos de la sequía, incorporan en sus demandas temas de fondo como son el fin del código de aguas, restituir la propiedad del agua al dominio de la tierra, su crítica al modelo de producción agrícola no encuentra respuesta de las autoridades de Gobierno, los parlamentarios del distrito y la circunscripción cierran sus oficinas durante febrero, y hacen uso de sus vacaciones, nada parece ser más importante que las vacaciones, total el tema de la sequía puede esperar.
«Justicia en los ríos» no será una consigna y un clamor estéril, en tanto esta declaración se transforme en fuerza organizada y consciente de que existen derechos humanos irrenunciables, como por ejemplo, AGUA PARA TODOS.
Por Rodrigo Mundaca
Ingeniero Agrónomo
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