Bryan Andrew Lock, de tres años, murió repentinamente dejando a su padres, Jasmine Shortland y Josh Westcott, muy afligidos y en busca de una respuesta del por qué de su muerte, según un artículo publicado en el sitio de noticias británico Somersetlive.co.uk.
Bryan y su hermano Austin de dos años, se estaban quedando en la casa de su abuela, en North Terrace (Inglaterra), ya que sus padres decidieron alejarlos de su hermanito menor de cuatro meses por unos días, ya que al parecer Brayan tenía paperas y no querían que el bebé se contagiara.
La noche antes de morir Bryan le dijo a su madre: “buenas noches, mamá, te amo” .
Alrededor de la ocho de la mañana, el esposo de la madre de Jasmine encontró al pequeño Bryan sin respiración en la cama. Trató de darle respiración boca a boca, pero no pudo reanimarlo.
Bryan fue llevado al hospital donde los médicos confirmaron su muerte y explicaron a los padres que la causa había sido el síndrome de muerte súbita.
El síndrome de muerte súbita es la muerte repentina, inesperada e inexplicable de un bebé aparentemente sano.
En el Reino Unido por lo menos 300 bebés mueren de repente y de forma inesperada cada año.
La mayoría de las muertes ocurren durante los primeros seis meses de vida del bebé, por lo que la muerte de Bryan es un caso inusual.
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