El anuncio estuvo en manos del Secretario de Estado del Comercio Exterior de Francia, Matthias Fekl, quien pidió el cese «puro, simple y definitivo» de las negociaciones con Estados Unidos por el Tratado Transatlántico de Comercio e Inversiones (TTIP). «Tiene que haber un parón claro, limpio y definitivo», agregó en la misma dirección.
El funcionario francés además aseguró que las negociaciones sobre el Tratado comercial se llevaron a cabo con de manera «opaca» y generaron «mucha desconfianza y miedo» en distintos sectores de la población en Francia. De esta manera, el anuncio de Francia finalizar con las negociaciones del TTIP sería oficializado a finales de septiembre durante la próxima reunión de la Unión Europea (UE).
Fekl cargó contra la forma en que Estados Unidos ha llevado adelante las negociaciones para el TTIP, y denunció que «los estadounidenses no dan nada o migajas». En esa dirección, aseguró que «así no se negocia entre aliados». «Las relaciones entre Europa y Estados Unidos -concluyó Fekl – no están a la altura. Hay que reanudar más tarde sobre nuevas bases», sentenció de manera categórica.
Por su parte, el presidente de Francia, Francois Hollande argumentó que existen «desequilibrios evidentes» en la negociación por el TTIP. Durante la reunión anual de todos los embajadores franceses en el exterior, Hollande expresó enfáticamente que Francia «rechaza la mundialización sin reglas» y que todo acuerdo comercial debe estar «basado en la reciprocidad», algo que no ocurre con el acuerdo que propone Estados Unidos y sí en el acuerdo que se negocia con su vecino del norte: Canadá.
La negativa francesa se suma a lo que ocurrió días atrás cuando el vicecanciller alemán Sigmar Gabriel daba «de facto por fracasado» el proceso de negociación con el país norteamericano y toda posibilidad de un acuerdo. A ello hay que sumarle que diversas organizaciones sociales y ONG en Europa denuncian presiones del imperialismo norteamericano por desregularizar el mercado europeo , lo que le permitiría introducir sus productos en ese jugoso nicho de clientes y multiplicar aún más los negocios de las multinacionales estadounidenses.
En esa misma dirección, cabe señalar que una de las cuestiones que más rechazo ha generado en Europa es el sistema de judicialización, ya que según el TTIP las empresas multinacionales podrían querellar contra los estados en caso de que alguna nueva legislación altere o modifique algunos de los principios de su “libertad de negocios” en ese territorio.
Tal como informa el diario español El pais, Washington prefiere que se haga a través de un tribunal de arbitraje con miembros elegidos por la empresa y el Gobierno de turno y a puertas cerradas. La Comisión Europea si bien acepta el arbitraje, pide que se haga con más transparencia y menos ocultamiento.
Desde la principal sede administrativa de la Unión Europea en Bruselas y Estados Unidos intentan reflotar las negociaciones y pisar el acelerador para llegar a un acuerdo básico de principios para el 2017, pero ante la negativa de potencias como Francia y Alemania, el horizonte parece cada vez más lejano para el TTIP.