El viernes a la madrugada, un tal @CamusHackers publicó en su cuenta de Twitter fotos de famosos desnudos y la farándula entró en pánico. Es que a diferencia de otros ataques de hackers de famosos, éste no se había robado sólo fotos posadas o videos híper sexuales de una PC o de un teléfono. Esta vez, el supuesto hacker ingresó a las computadoras, activó las cámaras web y a muchos los espió y los grabó en situaciones más terribles (al menos para un famoso). Así la ligó, por ejemplo, Coki Ramírez, que en vez de aparecer como una bomba sexual apareció secándose la cola después de ducharse, sin maquillaje, en soquetes y chancletas. Todavía nadie sabe bien quién es y la Policía ya lo investiga de oficio.
Las fotos empezaron a rebotar en todos los canales, las víctimas comenzaron a insultar a Camus vía Twitter y se activó la paranoia entre los que imploraban ser “perdonados”: Andrea Rincón, tras saber que él la amenazaba con difundir fotos y videos de ella, lloró en un programa de televisión y Camus contestó así: “Lloraba la pobre, ¿se la perdonamos?
”. Más tarde, el supuesto Camus daba una entrevista en Radio Cool de Carlos Paz en la que decía que era de Lanús, que tenía 27 años, que sólo hackeaba a los famosos “que me caen mal” y que es “intocable” por una razón: tiene –extorsionaba– videos de orgías entre famosas, empresarios y políticos. “ Si me meten en una comisaría a los 2 minutos me tienen que sacar; saben que si yo caigo ellos caen conmigo ”.
A la noche, su cuenta de Twitter había llegado a los 125.000 seguidores. Allí, a la vista de cualquiera, había una foto de Fátima Flórez desnuda elongando una pierna y otra practicando sexo oral; una de Sofía Clérici en la misma situación; una de Verónica Lozano sin corpiño y un cigarrillo, otra de Diego Korol en donde se le ve el pene saliéndose del calzoncillo y muchas capturas de cámaras web: la de Coki, una de Iliana Calabró a cara lavada, una de Erika Mitdank (ex de Fort) probándose un pantalón sin corpiño y una leyenda: “¿Esas te las pagó Fort?”.
Pero mientras su popularidad crecía, otros dos tuiteros iniciaron una campaña para “desenmascararlo”: dijeron que se llamaba Emmanuel Iobelli, publicaron hasta su dirección y lo acusaron de haber conseguido las fotos en Internet y de ser, por eso, un trucho. Así y todo, Camus provocó un gran desconcierto: fuentes policiales aseguraron que no hay denuncias en Buenos Aires y por eso la Policía Metropolitana comenzó ayer a investigar de oficio.
“De existir es un extorsionador y un estafador. Está diciendo que puede voltear cuentas de Facebook y de Twitter y eso no se puede hacer. Sólo quiere lograr que alguien lo contrate para hackear a un marido infiel”, dijo a Clarín Julio López, experto en seguridad informática. “También puede venir por otro lado. Puede ser una operación de sectores residuales de la SIDE para desviar la atención de los temas políticos”.
Pero el circo no terminó ahí. Ayer dio una entrevista la supuesta madre del supuesto hacker en donde, se supone, lo defiende: “El me lo niega (…). Él veía fotos de pendejas que ponían videos en bolas y, con carpa, les sacaba las contraseñas: eso no es ser hacker, eso es ser un boludo”, dijo. “Es mi hijo pero me da indignación como lo crió la abuela: agrandado, idiota. Es un parásito, todo el día delante de la computadora, un pelotudo”. Por la noche, hackeado por el sutil reto de su madre, Camus cerró su cuenta.